HAY MEJORES OPCIONES
Estos son los riesgos que hay detrás del túper de fruta cortada que nos llevamos a la playa
Hay cosas que, aunque parezcan inofensivas, pueden convertirse en un festival de bacterias si no se tratan con mimo. Es el caso de la fruta cortada, esa opción tan cómoda como potencialmente peligrosa, si no sabemos cómo manejarla.

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Porque sí, cortar la fruta es una bendición cuando no tienes tiempo, cuando quieres que los peques coman más saludable o cuando prefieres tenerla lista en la nevera para evitar asaltar el cajón de los ultraprocesados. Pero también puede convertirse en un hábitat ideal para bacterias si se deja olvidada al sol, en una fiambrera en la mochila, o peor… encima de la mesa de la oficina desde las ocho de la mañana.
Vamos a verlo con lupa (y con ciencia), porque desde luego las frutas no tienen la culpa.
¿Cuándo se vuelve un riesgo la fruta cortada?
La fruta entera tiene una piel, cáscara o barrera natural que la protege de lo que hay fuera: bacterias, virus, esporas… y tus manos sucias. Pero en el momento en que la cortas, ¡sorpresa! Dejas al descubierto una superficie rica en agua y azúcares, con el pH justo para convertirse en un bufé libre para ciertos microorganismos.
Y aquí entra el problema de la temperatura. En condiciones normales, una fruta cortada no debería estar a temperatura ambiente más de 2 horas. Pero si estamos en verano, en una habitación a más de 30 °C, este tiempo se reduce a 1 hora como máximo. A partir de ahí, el riesgo microbiológico aumenta: bacterias como Salmonella, Listeria monocytogenes o Escherichia coli pueden proliferar sin que lo notes ni por el olor ni por el sabor.

Un ejemplo: esa macedonia casera que llevas a la playa y que se calienta al ritmo de tu toalla. Puede parecer que aguanta, pero la combinación de frutas cortadas, temperatura elevada y humedad es ideal para que las bacterias hagan de las suyas. ¿Resultado? Desde una gastroenteritis leve hasta una intoxicación seria.
Y sí, la Listeria puede crecer incluso en refrigeración, pero lo hace mucho más lentamente. Así que, aunque no sea 100 % seguro dejarla en la nevera eternamente, sí es la mejor opción para mantenerla segura durante más tiempo.
¿Es recomendable cortar la fruta y guardarla en la nevera?
Tener fruta cortada en la nevera puede ser un recurso maravilloso: facilita el consumo de fruta, reduce el desperdicio y nos ayuda a elegir opciones más saludables.
Pero hay que hacerlo bien. Aquí las claves para tener fruta cortada sin riesgos:
1. Lávate bien las manos y los utensilios antes de cortar. No es una tontería. Muchas contaminaciones cruzadas vienen de un cuchillo que antes ha cortado carne o de una tabla sucia.
2. Lava la fruta entera antes de cortarla, incluso si no te vas a comer la piel. Así evitas que al cortarla arrastres los microorganismos del exterior al interior.

3. Guarda la fruta en un recipiente limpio y hermético, preferiblemente de vidrio o plástico apto para alimentos.
4. Guárdala siempre en el frigorífico, no vale con dejarla en la encimera porque "es solo un rato". Si no la vas a comer en ese momento, al frío directo.
5. Una vez en la nevera, consúmela en un plazo de 2 a 3 días, dependiendo del tipo de fruta. Las más resistentes, como la piña o el melón, pueden aguantar algo más (hasta 4 días), pero otras como la fresa o el kiwi tienen menos aguante.
Si ves cambios de textura, olor o color (y no hablamos de oxidación del plátano, sino de cosas sospechosas), a la basura sin remordimientos.

Fruta cortada envasada del súper: ¿sí o no?
Esas bandejas de fruta cortada del supermercado tienen sus reglas: se preparan en condiciones controladas, se enfrían rápidamente y suelen tener fechas de consumo muy estrictas. Si las compras:
- Asegúrate de que estén bien refrigeradas en el lineal (nada de fruta tibia al fondo del expositor).
- Mira la fecha de caducidad. Estas frutas tienen un tiempo muy corto para ser consumidas de forma segura.
- Una vez abiertas, consúmelas en el mismo día. El envase ya no protege igual.
La fruta cortada no es el enemigo. El enemigo es la temperatura, el tiempo y la falta de higiene. Si sabes cómo conservarla, es una opción fantástica para tener a mano algo saludable, apetecible y fresco. Pero si la dejas como decoración de escritorio, luego no preguntes por qué el estómago protesta. Así que sí, corta fruta. Guárdala bien. Disfrútala fría. Pero recuerda que, aunque parezca dulce e inocente, si la tratas mal… puedes acabar buscando un baño desesperadamente.
- Resumen para despistados:
- A temperatura ambiente, evita lo máximo posible. Con calor, menos de una hora.
- En nevera: hasta 3 días, siempre en recipiente limpio y cerrado.
- ¡Lávate las manos antes de cortar!
- Si no sabes cuánto lleva fuera... mejor no arriesgarte.
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