Y algunas nos parecen hasta normales, oigan
Siete recetas que incluyen SANGRE en su preparación
Si perteneces a la raza de los tiquismiquis, deja de leer. Hoy nos ponemos gores para hablar de recetas de aquí y allá con sangre.
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Visto en Wikipedia: "Los masái de Tanzania consumen la sangre del ganado directamente del cuello del animal vivo. Sola o mezclada con leche". Qué bien, ¿no? Esta es la perfecta introducción para hablar de uno de esos ingredientes sobre los que preferimos no enterarnos mucho."¿Qué has dicho que lleva esto, abuela". "Nada, hijo, carne, piñones y SANG…". "¡Abuela, que empieza el parte!". Sí, no queremos escucharlo, pero hay recetas que la llevan. Eh, y algunas son muy comunes.
Morcilla. El pariente gótico del chorizo siempre lleva sangre de cerdo entre sus ingredientes aunque no queramos aceptarlo. Seguro que alguna vez os habéis topado con alguien que os ha dicho eso de “Ah, pero yo solo como la de arroz, que esa no lleva”. Nooooo, claro que esa no lleva, claaarooo, claaaaroooo…
Filloas. Galicia siempre ha tenido ese no se qué que les hace peculiares. Lo mismo adoran a las orquestas de pueblo que hacen postres con sangre. Las filloas son el máximo ejemplo de cómo convertir una crepe en una receta atávica y bestial. Quien tuviera la idea de usar la sangre de cerdo en una receta dulce y delicada merece todo nuestro respeto, dicho sea de antemano.
Civet. Una receta que incluye piezas de caza cocinadas en su propia sangre es capaz de vaciar todos los cuquibares de Malasaña en una sola tarde. Sí, el civet existe, amigos, y es una receta francesa que lo mismo se ejecuta con ciervo que con liebre. Y a los “amigos de la buena mesa” les encanta. Seguro que les habéis imaginado con la cara roja, 40 kilos de más y un bigote enroscado. Ellos son.
Sanguinaccio dolce. Italia es un país en el que la realidad siempre supera la ficción. Por eso, mola que estén tan seguros de si mismos y de sus encantos como para ejecutar un postre como este, que mezcla sangre de cerdo y chocolate, en una alianza de texturas inolvidable.
Sangre encebollada. Se puede hacer con sangre de cerdo o de pollo y es el plato predilecto de ese tío abuelo tuyo al que solo ves una vez al año y que huele a cerrado. La clave de esta receta es que la sangre al final queda solidificada y formando cubitos. La esferificación en su expresión más primitiva, amigos.
Nam tok. Adentrarse en el Asia indómito ofrece recompensas como esta: una ensalada de carne que, en los sitios más auténticos, se cubre de sangre del animal en cuestión. Es picante y el nombre significa ‘cascada’ , lo que seguro que está evocando gratos recuerdos en vuestras cabezas y paladares ahora mismo.
Svartsoppa. No se trata del último modelo de armario de Ikea, sino de una sopa tradicional sueca que incluye sangre de cerdo o de ganso, en un giro de los acontecimientos que puede hacerte vomitar como si fueras la niña de El Exorcista. Con lo civilizados que parecían...
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