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De la francesinha portuguesa al mitraillette belga

El paraíso de los gochacos: siete sándwiches brutales

Amigos de las calorías, la grasa y las endorfinas: aquí llegan siete sándwiches internacionales que hacen que una hamburguesa parezca comida de dieta. Esto sí que es 'porn food': solo para adultos.

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Esta comida es NSFW (es decir, que no puedes ver las fotos en tu puesto de trabajo). No tanto porque sean obscenamente apetecibles sino porque su pinta  puede provocar que salives como un puerquito encima del teclado. Si la receta de Yumland de croque monsieur os pareció una de esas cerdaditas capaz de haceros perder la cabeza, esperad a ver lo que tenemos para vosotros: hemos dado la vuelta al mundo en siete sándwiches muy muy gochacos. Imposible comerlos sin que chorre todo por tus manos.

Francesinha. En la península ibérica, no hay nada parecido a la francesinha de Oporto. Carne de ternera o cerdo, acompañada de fiambres diversos, lonchas de queso, etc. Todo eso entre dos rebanadas de pan de molde tostadas. Luego, se gratina todo el invento y se baña -como Jesús Gil se bañaba en la piscina de su programa de la tele- en una salsa de cerveza y tomate ligeramente picante. A veces, los más brutos le ponen un huevo frito. Creemos que con todo lo que hemos contado, ya está todo dicho.

Mitraillete. Si vas a Bélgica puedes comer mejillones y patatas fritas, cierto. Pero también puedes apretarte esta maravilla: se traduce por "metralleta" y hace honor a su nombre. Se coge una media baguette, se abre por la mitad y dentro se mete carne frita a elegir: puede ser una salchicha, una hamburguesa, un filete... Luego se añaden salsas, desde la mayonesa a la bearnesa, pasando por las de ajo o el ketchup. Ojo, que lo importante viene ahora. La guinda son las patatas fritas que, en lugar de ponerse a un lado como guarnición, se meten dentro del bocata. Bra-vo.

Pastrami. El mítico sándwich de pastrami del Kat'z neoyorquino es una de esas cosas que no se olvidan en la vida. En este restaurante, conocido por la escena de Cuando Harry encontró a Sally en la que Meg Ryan fingía un orgasmo, sirven la versión más brutica de este sándwich de carne en salmuera y ahumada. Parece poca cosa cuando lo ves, pero cuando te lanzas a apretártelo, y vas por la mitad, empiezas a ver lejano el final. Piensa en que pasas a formar parte de un ilustre grupo de visitantes, tal y como se ve en las paredes del restaurante, empapeladas de fotos de celebrities. Pero si está hasta Gorbachov, hombre.

El sándwich de Elvis. Dicen que cuando Elvis Presley estaba en sus horas más bajas no desayunaba otra cosa que no fuera este sándwich, con una receta cuanto menos inquietante. Se supone que el rey metía entre dos rebanadas de pan mantequilla de cacahuete, plátano, bacon, mermelada de uva... hay variaciones de la receta que incluyen miel, suponemos que para endulzar aún más un bocadillo que empalaga solo con leer los ingredientes que contiene. Ay, Elvis, que brutico eras, hijo de mi vida.

Zapiezanka. En la Polonia comunista hacía mucho frío, según parece. En un ambiente gris y con pocas alegrías, los polacos se permitían guarreridas como el zapiezanka, un fantástico sándwich con una receta tremendona. A saber, en una baguette abierta y tostada se meten champiñones, queso, jamón, varios tipos de carne, verduras y varios dedos de ketchup para condimentarlo todo. Mirad la foto y preguntaos por qué no lo habiais conocido hasta ahora. Después de unos años en el olvido, los 'hipsters' polacos lo han resucitado.

El sándwich canadiense de carne ahumada. Los estadounidenses tienen la fama, pero ojo, ojo, con los canadienses porque, a la hora de elaborar sándwiches brutalones también son de armas tomar. Es el ejemplo del sándwich de carne ahumada al estilo de Montreal, que es una cosa 'mu' rica. Lonchones de carne bañadas en mostaza que se meten entre rebanadas de pan blanco. Nosotros ya estamos pensando en pillar un vuelo para ir a ponernos púos.

Ban Mi. Menos mal que en Asia son más finos y comedidos, ¿verdad? ¿VERDAD? Pues nada de ello, chavales. Fijaros si no en el Ban Mi, el sándwich vietnamita por antonomasia. Fiambres del país, algo parecido a nuestros chicharrones, salchicha de cerdo, paté de hígado, verduritas como zanahorias o pepinos en rodajas y, si el cuerpo lo aguanta, jalapeños. Este fue el arma secreta con el que el Vietcong derrotó all ejército yanqui. Sin duda alguna.

 

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