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Sí, son mejores que los que tú haces en casa

Cinco dulces envasados irrepetibles

Se encuentran en supermercados o tiendas especializadas. Vienen envueltos y puede ser que su proceso fabricación no sea tan artesanal como si los compraras en una pastelería de barrio o en un convento, pero son deliciosos.

Las tortas de aceite de Inés Rosales, una delicatessen con tradición.

Las tortas de aceite de Inés Rosales, una delicatessen con tradición.Cocinatis

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Hay gente que nace con un don y otros que no: tu encierras a tu prima en una cocina de soltero, de las de medio limón y seis latas de cerveza en la nevera, y a la media hora te ha preparado un bizcocho de poner los ojos en blanco. En el otro extremo, el tipo que se compra un delantal con la leyenda “I love cupcakes” bordada con hilo dorado, todos los DVD de Eva Arguiñano, los moldes más cuquis y un horno de última generación y, en el intento de hacer unas sencillas magdalenas, quema la cocina y obliga a los bomberos a intervenir en plan ‘Llamaradas’.

Para estos últimos patitos feos de la repostería, relax. Está muy bien lo de lucirse en la cocina, pero hay ocasiones en las que no es necesario. Es más, hay casos en los que no ya superar sino solo igualar lo que se vende en un supermercado es casi misión imposible. Rompamos una lanza a favor de algunos dulces por los que no merece la pena meterse en harina.

Alfajores Havanna. Será porque somos españoles y no entendemos tanto como si fuéramos del Río de La Plata, pero los alfajores Havanna nos parecen más que estupendos. Ya vos sabés, dos galletitas rellenas de dulce de leche, acompañado o no de castañas cajún, nueces, etc. Entre las coberturas, chocolate negro semiamargo o merengue. Tan bueno como parece. Y sí, se puede conseguir en la mayoría de establecimientos de productos latinos y en grandes superficies. Ojo, que la caja se empieza como se acaba.

 

Galletas Molino Blanco. A finales de los 80 era posible encontrarlas en casi cualquier supermercado de España. Sin embargo, ese momentazo pasó y ahora estas deliciosas galletas italianas solo pueden encontrarse en hipermercados y tiendas de delicatesen transalpinas. Miles de foreros en Internet claman por las que recuerdan como las mejores galletas que han probado en su vida. En Italia llevan casi 50 años convenciendo a los fanáticos de la mantequilla y el azúcar. Las denominadas pan de estrellas, con azúcar y avellanas, son absolutamente deliciosas.

 

Tortas de Inés Rosales. “Legítimas y acreditadas desde 1910”, reza el envoltorio en el que vienen esta maravillosas tortas de aceite. De forma circular, planas, de unos 12 centímetros de diámetro, están hechas con harina de trigo, aceite de oliva virgen, azúcar y especias aromáticas. Llevan además un toque de anís, una bebida tan impopular como esencial en esta receta. Cada una de las tortas está hecha a mano y hay variedades dulces, como las que incluyen canela, o saladas, como las que incorporan sésamo y sal marina.

 

Corbatas de Unquera de Pindal. A mí siempre me ha parecido que este dulce típico cántabro no se parece en nada a una corbata, pero lo que importa es lo bueno que está. Intentar hacer corbatas de Unquera en casa es como ponerse a hacer la torre Eiffel con palillos: su baño de glasa real con almendras es difícilmente igualable. Por debajo,  hojaldre delicado que se deshace en la boca.

 

Sobaos pasiegos “El Macho”. Con la película de grasa que deja un sobao “El Macho” al mojarlo en el café te podrías hacer un jabón. Grasa buena, claro, porque estos sobaos son ricos, ricos, en esa mantequilla que resulta difícil encontrar en otros dulces. Esponjosos, comer más de uno es un pecado y una tentación en la que resulta fácil caer. Si queremos desayunar este placer de dioses no hay más que buscar en las tiendas de alimentación 'gourmet' más selectas. Ahí nos estarán esperando.

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