Niños en una guardería interactúan con el robot KeeKo

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REEMPLAZARÁN A LOS CUIDADORES

Los robots en China ya cuidan al ser humano, desde su infancia a la vejez

Ya se pueden ver a robots en China cuidando de ancianos en residencias o jugando con niños en la guardería. El robot Keeko "ayuda a mejorar la expresión oral, la lógica y la capacidad espacial de los niños".

Ya estamos muy acostumbrados a ver robots en las cadenas de montaje de las fábricas, pero en China, líder mundial en la producción robótica, ya se les puede ver cuidando de ancianos en residencias, o jugando con niños en la guardería.

Un ejemplo de los nuevos roles de estos humanoides se puede encontrar en una de las mayores guarderías del país, llamada 'Jardín Dorado' y situada a medio camino entre Pekín y Tianjin, donde tres robots blancos y de silueta curva, para que parezcan inofensivos a los niños, son los protagonistas de la clase. Los niños, de cuatro y cinco años, se acercan a Keeko, que es como se llama el robot-cuidador, le cuentan distintas cosas cada uno, y él las ordena y une en un cuento al que pone música.

En la guardería, donde los niños también aprenden kung-fu o caligrafía, la idea es "combinar lo tradicional con lo moderno", explica una de las profesoras, Gao Haiyan, y en medio de esa tarea Keeko "ayuda a mejorar la expresión oral, la lógica y la capacidad espacial de los niños".

Keeko, cuyo diseño recuerda al Wall-E de la película homónima de Pixar, también baila con los niños, hace cuentas matemáticas y está dotado de inteligencia artificial, por lo que él también aprende con el tiempo. "Si todos le dijeran cosas negativas las tomaría como correctas, lo que no estaría bien para los niños, así que intervenimos mucho para que las clases sean positivas", cuenta Chen Xiaodong, responsable de la firma Xiamen Zhitong, fabricante de los robots Keeko.

El papel de Keeko en los primeros años de vida de los niños chinos contrasta con el que a 1.200 kilómetros de allí, en la ciudad oriental de Hangzhou, desempeña A-Tai, otro robot en este caso encargado de ayudar a los cuidadores de un asilo y entretener a los más de 1.300 ancianos que viven allí.

A-Tai, un poco más alto que Keeko y dotado con dos simpáticas antenas azules, es capaz de cantar ópera tradicional china, la música favorita de muchos ancianos, y de llamar por teléfono a los parientes de los residentes.

Da también conversación a los ancianos -aunque a veces no les entiende, porque algunos no hablan mandarín estándar- y su labor más importante es la de recordar a los ancianos y enfermeros qué pastillas toma y cuándo lo hace cada interno, algo de gran ayuda en un centro de mayores de enorme tamaño como este de Hangzhou.

El creador de los A-Tai, Shen Jianchun, opina que un día sus "obras" reemplazarán a los cuidadores, aunque en la guardería de Pekín hay mas dudas sobre si Keeko, o una versión avanzada de éste que ya se está preparando, será algún día el único profesor de los niños.

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