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EL ORIGEN DE UN ICONO
De Laura Cruz a Lara Croft en el nacimiento de Tomb Raider
Han pasado ya 17 años desde que vimos por primera vez cómo se las gastaba Lara Croft en Playstation y en Sega Saturn en Tomb Raider, un auténtico clásico de los videojuegos que revolucionó la industria y el mercado gracias a un sistema de juego único que mezclaba a la perfección acción, puzzles y plataformas en unas 3D sólo vistas antes en Super Mario 64.
Si hablamos de videojuegos y de Laura Cruz posiblemente muchos no conozcan cuál ha sido su importancia para dicha industria. Si hablamos de videojuegos y de Lara Croft todo el mundo, o casi todo el mundo, sabe que es el nombre de la protagonista de Tomb Raider y uno de los mayores iconos en videoconsolas… y es curioso, porque Laura Cruz y Lara Croft son el mismo personaje de aquel juego que salió allá por 1996.
Hace ya 17 años que Core, desarrolladora del juego, se atrevió a romper con la dinámica de protagonistas masculinos en los videojuegos con Lara Croft, un personaje que en un principio iba a llamarse Laura Cruz pero que cambió su nombre al que todos conocemos para hacerse más internacional, y lo cierto es que no fue el único cambio que se produjo en el desarrollo de Tomb Raider.
Porque en un principio, cuando se comenzó a diseñar el título en 1993, sus creadores sí que pensaron en que el protagonista fuera un hombre, pero el hecho de que los puzzles predominase más que la acción pura y dura acabó por decantar la balanza y para que finalmente Samus Aran, protagonista de Metroid, tuviese una ‘compañera’ femenina en un mundo hasta entonces plagado de machos en ese juego llamado Tomb Raider.
Un juego mágico
Un juego que apareció en 1996 y al que sólo el Super Mario 64 le quitó el título de mejor juego del año, aún apareciendo también otras apuestas como el mismísimo Resident Evil. Pero Tomb Raider tenía algo que no tenía ningún otro juego salvo el que apareció para la Nintendo 64 del fontanero. Tomb Raider tenía magia.
Una magia que quedaba patente desde la primera fase en la que había que seguir las huellas de los lobos. Que seguía haciendo acto de presencia en el enfrentamiento contra el Tiranosaurio y en la visita a St. Francis Folly y a las habitaciones de Damocles y de Thor. Una magia que saltaba a la vista en cada puzzle, en cada momento de acción y en cada melodía que sonaba en el CD.
Porque Tomb Raider fue, hasta ese momento, el juego que mejor mezcló plataformas, acción y puzzles a partes iguales en unas 3D perfectas que nos llevaban por Perú, por Grecia y por Egipto en la búsqueda de los tres fragmentos del Scion y a enfrentarnos tanto a criaturas míticas como a humanos mientras se sorteaban infinidad de trampas que estaban inteligentemente repartidas en cada uno de los niveles del juego.
El mito renace
Esos fueron los ingredientes para que se produjera el nacimiento de un símbolo, el nacimiento de Lara Croft, a la que por error se le aumentaron los pechos en un 150 % en el desarrollo el juego aunque finalmente se quedó así en la versión final. Un mito que cumple 17 años y que vuelve a la palestra con un juego en el que renace y en el que se rehace, y que ejemplifica dicho renacimiento desde el propio título: Tomb Raider.
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