Temporal Efraín

"Las secadoras no dan abasto" por la lluvia en Sevilla

La lluvia incesante de los últimos días ha provocado que decenas de ciudadanos se den cita en las lavanderías para lavar y, sobre todo, para secar su ropa. A partir de cuatro euros puedes hacer la colada en estos "autoservicio", lo complicado es encontrar una máquina libre.

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Una mujer sale cargada de bolsas de una lavandería autoservicio de un barrio sevillano con su colada ya limpia y seca. Orgullosa enseña su ropa impoluta mientras comenta "he tardado tres horas y media, pero merece la pena".

Normalmente este proceso, por la mañana y un día laboral, no lleva tanto tiempo, pero la gran afluencia de público obliga a hacer cola. La culpa la tiene Efraín, el temporal que azota la península desde hace una semana. Lluvia y viento que imposibilita hacer la colada cuando toca. Hay que tener en cuenta que Sevilla es una ciudad acostumbrada al sol perenne, incluso en invierno, por ello, la secadora no es un electrodoméstico esencial en los hogares.

Montse, espera su turno sentada en una de las pocas sillas que hay en el establecimiento, todas están ocupadas. Comenta al micrófono de Antena3 Noticias, "se me acumula el bombo de la ropa y tengo que venir aquí a secar la ropa”. Se queja de que hay mucha gente y que además una de las secadoras tiene pegado el cartel de "no funciona". Resignada afirma "hay que esperar".

Walter ya está manos a la obra en una de las lavadoras, es cocinero y confiesa "tengo la ropa a desbordar". Apunta que hay mucha más gente de lo habitual y que "las secadoras no dan abasto".

Mientras Gabriela mete en la ansiada secadora prendas infantiles nos responde "llevo una semana sin echar la ropa del niño y la lluvia no me deja secar". Demostrando que es capaz de hacer dos cosas a la vez, nos sigue contestando sin abandonar su faena, "tengo cuatro bolsas de ropa por lavar… cuando vine a las nueve de la mañana había cinco personas delante de mí y ahora que son casi las 12 ya me toca".

Paco entra con un saco inmenso, "llevo 5 o 6 días sin poder subir a tender... no se seca o se la lleva el viento". Fuera de cámara una mujer nos cuenta que viene de probar suerte en otra lavandería, pero que allí la cola era aún mayor.

El ir y venir de gente es continuo. Como si estuvieran en un ascensor, los pacientes clientes solo hablan del tiempo. La puerta se vuelve a abrir y alguien pregunta, ¿Quién da la vez?

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