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Hostelería gallega

"Un café, 20 minutos", los límites horarios de una hostelera gallega para sobrevivir con las restricciones

La desescalada en Galicia se está llevando a cabo en 3 niveles dependiendo de la situación epidemiológica de cada ayuntamiento. La hostelería está siendo la gran afectada con las restricciones actuales y existen hosteleros que han tenido que aplicar medidas como limitar el tiempo de consumición a sus clientes.

Mónica propietaria del Bar Chalo, en Pontevedra, ha tenido que limitar el tiempo de consumición de sus clientes para que le den las cuentas. Con las actuales restricciones de aforo asegura que no le queda otra para no tener que echar el cierre definitivo.

La hostelería ha reabierto en Galicia, pero lo ha hecho a medio gas. La desescalada se está llevando a cabo en 3 niveles, en función de la situación epidemiológica de cada ayuntamiento, y la hostelería es la gran afectada por las restricciones actuales.

Cafeterías y restaurantes han reabierto sus puertas pero tan solo pueden atender a sus clientes hasta las 18:00 y en el mejor de los casos el aforo es del 50% en terraza y del 30% en el interior.

A tiempos desesperados, medidas desesperadas

Esto ha supuesto un duro golpe para un sector ya demasiado castigado, por lo que muchos han tenido que ingeniárselas para buscar la manera de salir adelante. Es el caso de Mónica Aragunde, una hostelera pontevedresa que ha limitado el tiempo de consumición a sus clientes. “Yo tengo 3 mesas en el interior, si una persona está una hora con un café no puedo sobrevivir”. Por ello ha decidido establecer unos límites. “Un café 20 minutos más o menos, un refresco una media hora, una caña o un vino 45. No son tiempos fijos, si no hay gente no digo nada, pero en hora punta necesito que haya movimiento porque si no me hundo”.

La mayoría de los clientes de este Bar Chalo, en plena ciudad de Pontevedra, apoyan esta medida, “es normal que tengan que hacerlo, son ya muchos meses en esta situación, nosotros venimos porque ya teníamos ganas pero también para apoyarles porque no hay derecho”.

Mónica también ha colocado carteles pidiendo paciencia, ya que los números no le dan para recuperar del ERTE a sus empleados y es ella sola la que atiende el negocio. Aún así la respuesta está siendo muy positiva, igual que lo es ella, “yo ya veo el final de esto más cerca, eso quiero pensar, seguir remando y pensar que pronto volveremos a la normalidad”.