Descanso y salud

Las cuatro formas de dormir y sus consecuencias en la salud

Un estudio refleja que existen diferentes formas en las que se puede dormir y algunas de ellas influyen negativamente en nuestra salud. Te lo contamos.

Mujer durmiendo, imagen de archivo

Mujer durmiendo, imagen de archivoFreepik

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Dormir bien es algo que no experimenta todo el mundo. Muchas personas son las que alegan que no tienen un buen descanso y que hay muchos factores que no les permiten dormir plácidamente. De hecho, la ciencia ha demostrado que dormir poco o en exceso genera diferentes problemas de salud. Por eso, es importante saber cómo dormir para conseguir un descanso óptimo y, de esa forma, un rendimiento pleno en el día a día.

¿Existen las "malas formas de dormir"? Un estudio elaborado por Midlife en Estados Unidos ha arrojado luz sobre las dudas que pueden existir sobre cómo influye la forma de dormir en las personas. Para la elaboración de esta investigación, se han seleccionado a varios adultos que han ido informando sobre sus horas de sueño, dando datos como la regularidad con la que han dormido, la satisfacción con la que se han levantado, si se han sentido en estado de alerta, la eficiencia y la duración del sueño. También han aportado información sobre el número y tipo de enfermedades crónicas que tienen. En un segundo plano, el estudio se ha interesado en saber la edad, sexo, raza, educación, estado civil, número de hijos, situación laboral, si fuma o no, si bebe alcohol o no y si realiza ejercicio.

Las formas de dormir

A raíz de estudiar minuciosamente a estos adultos, se llegó a la conclusión de que existen cuatro formas o "fenotipos" de dormir: buenos dormidores, dormidores insomnes, dormidores de fin de semana y siesteros.

El primer tipo, los buenos dormidores son aquellos cuyos datos arrojaron que dormía lo suficiente. El segundo tipo, los insomnes, son aquellos que, al revés que los primeros, duermen menos y muestran cansancio a lo largo del día. En esta última forma de dormir también se aprecia dificultad a la hora de conciliar el sueño. Por otro lado, los dormidores de fin de semana son, en su mayoría, personas jóvenes que duermen menos entre semana y que, cuando llega el fin de semana, intentan recuperar esas horas de sueño. Los siesteros, en última instancia, son normalmente personas con más edad que hacen siestas con frecuencia.

Pero, ¿cambia la forma en la que dormimos con los años? Un 77% de los participantes del estudio mantuvieron su forma de dormir durante los 10 años que duró el estudio. Sin embargo, cabe destacar que casi ninguno de estos tipos fue "fiel" totalmente, exceptuando a los siesteros o insomnes que muestran una mayor estabilidad. El 73% de los que duermen el fin de semana, sí que pasaron a ser siesteros o insomnes durante estos 10 años de estudio.

¿Cómo se refleja en nuestra salud?

No es ninguna novedad que el descanso influye en nuestra salud tanto física como psicológica. Este estudio también ha querido reflejar esto y ha conseguido aportar algunos datos relevantes. Por ejemplo, se ha conocido que los dormidores insomnes, entre un 28% y un 82% tienden a tener más patologías crónicas. Si se mantiene el ritmo de insomnio, el riesgo de enfermedad crece hasta tener la posibilidad de padecer diabetes, enfermedades cardiovasculares, depresión o fragilidad.

Los siesteros también presentan riesgo de padecer enfermedades como diabetes, cáncer y fragilidad, independientemente de la edad.

Sin embargo, este estudio también ha señalado que las circunstancias socioeconómicas ejercen un papel importante en relación con las cuatro formas de dormir. Un ejemplo de ello es que aquellos que tienen una mejor circunstancia económica o un mayor nivel de estudios, tiene menos probabilidades de sufrir de insomnio. En los desempleados es más frecuente.

Consejos para dormir mejor

La Universidad de Navarra aporta una serie de consejos para conciliar mejor el sueño y mantenerlo.

  • Horarios regulares, con horas fijas para acostarse y levantarse.
  • No hacer una siesta muy larga ni hacer más de una al día. Que no dure más de 30 minutos.
  • Hacer ejercicio físico.
  • Usar el dormitorio solo para dormir.
  • Si no consigue conciliar el sueño en 30 minutos, no insistir. Hacer otra actividad.
  • Procurar que haya silencio y que se esté cómodo.
  • Evitar el consumo de alcohol o tabaco.
  • No cenar en exceso ni acostarse inmediatamente después de ingerir alimentos.
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