Siete millones de indígenas, descontentos con López Obrador: "Es un tren militar y está destruyendo nuestro espacio"

Entre los problemas de México, López Obrador deja un legado "desastroso" en términos de inseguridad. Y es que los datos hablan por sí solos. El año pasado, por ejemplo, se registraron más de 30.000 asesinatos, y tan solo son los que hay registrados. Muchos de ellos a periodistas, políticos o mujeres. Ellas son las grandes víctimas. Se calcula que, al día casi 100 mujeres sufren algún tipo de agresión sexual. En cuanto a los indígenas de los que habla el Gobierno mexicano, hay unos siete millones en el país muy descontentos con López Obrador. Siete de cada diez son pobres.

Los propios indígenas están luchando por sus derechos en México, se les puede incluso ver tirados en el suelo protestando por el nuevo proyecto turístico del país. El tren maya se inauguró con la intención de llevar a los turistas a los principales monumentos "del sureste mexicano". El problema es que también transcurre por el hogar de 3.000 indígenas. Denuncian que quieren expulsarlos: "Este proyecto mal llamado tren maya que en realidad no es maya, es un tren militar y está destruyendo nuestro espacio".

También se manifiestan en el Estado de Chiapas por la violencia, puesto que en los últimos años, el acoso del crimen organizado les está obligando a abandonar sus comunidades: "que nos reubiquen o que nos den la reparación de daños para que podamos rehacer nuestras vidas", piden.

Piden al Gobierno mexicano que cumplan las recomendaciones de la Comisión Estatal de Derechos Humanos: "necesitaríamos indígenas dentro del sistema legislativo para que puedan pronunciarse ellos mismos", expresan. "El día que tengamos los millones que tienen los empresarios vamos a tener derechos", sostienen. Cuatro de cada diez indígenas en México viven con menos de 2 euros al día.

Según precisa EFE, Elisa Cruz Rueda, antropóloga y afromexicana, ha señalado que "la reforma no cumple lo establecido en los Acuerdos de San Andrés", que el Gobierno de México firmó con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el año 1996 para prometer que la Constitución aceptaría la autonomía de los pueblos indígenas y prestaría atención a sus demandas.

Dicha iniciativa reconoce la composición multiétnica y pluricultural de México, donde 23 millones de personas se identifican como indígenas, lo que equivale a casi la quinta parte del total de 126 millones de habitantes.

Además, reconoce a los 68 pueblos indígenas como sujetos de derecho público con personalidad jurídica y patrimonio propio, además de elevar a rango constitucional el derecho de las comunidades a la consulta libre e informada sobre medidas y proyectos que afecten su entorno directo.

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