La Eurozona movilizó todas sus armas políticas y dialécticas, en consultas telefónicas y reuniones de emergencia en diferentes capitales, para evitar que España e Italia se conviertan al final en víctimas fatales de la crisis de la deuda.
El hecho de que el martes la Comisión Europea recalcara su plena confianza en las medidas de ajuste y de reforma de Madrid y de Roma y descartara tajantemente un rescate no evitó que las primas de riesgo española e italiana marcaran, un día más, nuevos máximos.
El problema es que los mercados necesitan una respuesta ya y Europa siempre tarda en actuar. Por eso el papel del Banco Central Europeo puede ser fundamental. Este miércoles se reúne en Berlín su ejecutiva.
Tiene que decidir si compra deuda de países con una prima de riesgo alta, como España. Es una medida inmediata y eficaz, aunque efímera. Así se ganaría tiempo. El que hace falta para cerrar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.
Ese fondo de rescate, lo pacto el eurogrupo el pasado 21 de julio y con ese dinero se compraría la deuda de los más débiles. Zapatero de hecho ha pedido al presidente de la Comisión, Durao Barroso y al del Consejo europeo, Herman Van Rompuy que se ponga en marcha cuanto antes ese fondo.
También lo quiere Italia, cuya prima de riesgo ha marcado un nuevo récord. Ante esta sitaución el primer ministro ha comparecido ante el parlamento. Y lo ha hecho para pedir calma e insistir en su solidez económica. "Como sucede a menudo en las crisis de confianza, los mercados no han valorado nuestra solidez, no han considerado la fortaleza de nuestro sistema bancario, ni las condiciones patrimoniales de las familias".
Pero también ha anunciado que se van a poner en marcha más medidas, que inlcuyen una profunda reforma fiscal, y que se suman al plan de ajuste aprobado en julio. Y en Portugal, país ya rescatado, el parlamento ha aprobado el nuevo presupuesto que incluye las ayudas europeas y las medidas de ajuste.
