Moisés Ruiz, Profesor Titular de la Universidad Europea y experto en Liderazgo

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// Moisés Ruiz

Messi no es un líder

La ausencia de Liderazgo en el Barcelona FC debería preocupar a su masa social.

Messi es un excelente empleado, el mejor pagado del mundo en su sector, el que tiene las mejores capacidades motrices (fuerza, velocidad, flexibilidad, coordinación) para desarrollar su habilidad, el que tiene la mejor disposición a desarrollar una inteligencia capaz de combinar velocidad de ejecución, con velocidad de decisión.

Está en la referencia intelectual de la sabiduría actual que indica al ser inteligente como el que consigue encontrar soluciones simples a problemas complejos, quien hace fácil lo que es difícil, maneja la información justa para hallar, casi siempre, la solución adecuada. A su vez, esta manera de entender y desarrollar su profesión aumenta las posibilidades de hacer mejores a los que tienen el privilegio de compartir su juego.

Pero no es un líder, ni dentro del campo y mucho menos fuera del campo. Y esta es una de las razones por las que el FC Barcelona ha sufrido tantos fracasos, principalmente, en la competición europea, implementados cuando el rival más directo, el Real Madrid, ha caminado por la senda adversa y ha obtenido 4 copas casi consecutivas.

Si las cosas van mal Messi no pide la pelota como en roma, Liverpool o Lisboa

Messi, el mejor jugador del mundo, arropado por un buen elenco de profesionales del fútbol, ha permitido que su rival brille mientras su equipo transitaba de ridículo en ridículo. Lo mismo ha ocurrido en la selección de su país, Argentina.

Todo esto ocurre y seguirá ocurriendo porque Messi no tiene una de las cualidades fundamentales de un líder, el coraje de tomar la iniciativa, la valentía definida verbalmente por Larry Bird, líder de los Boston Celtics en la década de los 80 que decía: cuando todo vaya mal pasarme la pelota que yo resuelvo.

Si las cosas van mal Messi no pide la pelota como ocurrió en Roma, en Liverpool, en Lisboa. Su lenguaje emocional bloquea su acción intelectual dentro del campo y abate la euforia por ganar el partido, apaga la inteligencia por buscar la solución. Messi planta poca batalla cuando en su cerebro se dibuja la derrota. Eso lo saca de la referencia del líder.

Por ello si su futuro está ubicado en el césped del Etihad Stadium poco o nada va a mejorar su condición de líder porque el Manchester City también, como equipo, se abate pronto ante las dificultades extremas.

Tener la fuerza de presión sobre sus jefes para retener o alinear a jugadores tampoco le referencian como líder. No es el miedo a hacer o deshacer según convenga lo que diseña el buen liderazgo sino la confianza de hacerlo. Liderazgo es influir en los demás de manera positiva, no de imponer aludiendo a coerciones. El líder lidera no manda.

Después del ridículo ante el Bayern de Múnich, la desolación deportiva requería la disculpa del líder

El último suceso de Messi con todo el barcelonismo tampoco le sitúa en la referencia del liderazgo. Un líder tiene que dar la cara siempre, pero cuando las cosas salen más, es entonces cuando es imprescindible su presencia. Después del ridículo ante el Bayern de Múnich, la desolación deportiva requería la disculpa del líder. Es los momentos difíciles cuando se forja el metal del líder. Messi no apareció.

Su intención de abandonar el club la expreso a través de un burofax, en lugar de hacerlo públicamente como demandaba la ocasión, porque el Barcelona FC no es su junta directiva sino los millones de aficionados que fueron excluidos de manera abrupta de esta decisión. Fuera de campo no maneja tan bien las decisiones como dentro del campo. No se trataba de una guerra entre un presidente o unos directivos contra un jugador.

Es desalentador para un aficionado sentirse descartado emocionalmente y eso es otro error de liderazgo, no entender la realidad desde la perspectiva axonométrica (aquella que ejerce su acción sobre tres ejes) y solo entenderla desde el egoísmo emocional.

Ahora la guerra emprendida por Messi, ya no vale echarle la culpa al papá, parece tener un falso ganador, el presidente y su junta directiva porque han conseguido denegar y disciplinar el propósito del díscolo empleado pero mal van si piensan que el problema está resuelto.

Tampoco han considerado cada una de las tres direcciones en que debe basarse una decisión, en la perspectiva del liderazgo, en una empresa tan transcendental como el FC Barcelona: afición, futuro económico del club, futuro deportivo. No vale con decir gané yo, perdió él. El Liderazgo es visión de futuro, no cortoplacismo.

Moisés Ruiz, profesor Titular de la Universidad Europea y experto en Liderazgo