Prisión

Cuatro años de prisión para los propietarios de un club de pádel en Granada por los ruidos ocasionados

La sentencia obliga a indemnizar a los vecinos afectados con 35.000 euros por los daños morales y físicos causados durante siete años.

Raqueta de pádel

Raqueta de pádelFreepik

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Olga y su pareja compraron un solar en la localidad granadina de La Zubia para más tarde construir su vivienda. Lo que no imaginaban es que poco después se instalaría un club de pádel prácticamente pared con pared. Como consecuencia, han estado más de 7 años soportando el ruido que generan las pistas, hasta que en 2018 se vieron obligados a marcharse de la casa para no seguir dañando su salud: "Esta familia ya no podía vivir allí porque la situación estaba generando trastornos psíquicos de calado, todo el día soportando el martilleo de los pelotazos. Una situación traumática también lo personal", asegura Óscar Santaella, el abogado que les representa.

El Juzgado de lo Penal número 5 de Granada les ha dado la razón en una sentencia que condena a cada uno de los propietarios del club de pádel a 4 años de prisión por un delito contra el medio ambiente y la calidad de vida de las personas y otro delito de lesiones. Dicha sentencia considera probado "los ruidos intolerables" soportados por la pareja desde la inauguración del negocio, "haciéndose cada vez más insoportable la vida cotidiana de los vecinos afectados".

Aunque aún cabe recurso ante la Audiencia Provincial, los procesados tendrán que abonar a cada uno de los perjudicados 35.000 euros por los daños físicos ocasionados. De hecho, la sentencia recoge los perjuicios en la salud causados por la continuidad de la exposición a los ruidos procedentes del establecimiento entre 2011 y 2018 "habiendo sufrido lesiones consistentes en trastorno por ansiedad" necesitando, incluso, tratamiento psiquiátrico.

Óscar Santaella, abogado de la acusación particular, relata el complejo procedimiento ya que la pareja llegó a presentar decenas de denuncias e instancias a las distintas administraciones. Tanto los Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) como los técnicos de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, certificaron en distintas ocasiones que el equipamiento deportivo excedía los límites permitidos de ruido.

"A esto hay que añadir que las instalaciones disponían de un bar donde se llevaban a cabo celebraciones posteriores, incumpliendo en numerosas ocasiones los horarios permitidos", expone Santaella.

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