Después de pasar uno de los peores momentos de su vida, muchos chasneros aún no se han atrevido a subir a sus montes para ver lo que el fuego arrasó aunque han retomado sus vidas.Para otros, sin embargo, la curiosidad es tal que no han dudado en acudir a la zona.
Unas llamas caprichosas que por zonas aprovecharon los barrancos para ayudadas por el calor, el viento y las corrientes, avanzar sin piedad y arrasar con un pinar de incalculable valor. A menos de un kilómetro sólo encontramos algunos ejemplares quemados a ras de suelo a los que las llamas no afectaron las copas y otros donde sin embargo no hay evidencia del incendio.