Aunque empieza en pleno centro urbano, el paseo romero tiene el espíritu de cualquier romería de campo. Con animales, carretas llenas de productos agrícolas y, cómo no, música. Agrupaciones representando a todas las islas y canciones tradicionales que el público corea y sigue con las palmas. Un poco más allá, en Santa Catalina, baile y toda una exposición de artesanía autóctona.
Una oportunidad para enseñar a los más pequeños tradiciones como el salto del pastor o la lucha del garrote. Y para que, tanto niños como mayores, le encuentren sentido a este día. Un día grande para todos los canarios.