Hace dos mil años, dotaron a la península de carreteras, presas y un sinfín de maravillas de la ingeniería, inexplicables para la mente de quien esta acostumbrado a los avances del siglo veintiuno. Pero el caso es que los romanos de entonces ya se valían de verdaderas joyas de la maquinaria como ésta.
Tampoco nos deja de asombrar que en la época, levantaran acuedusctos como estos, logrando que el recorrido del agua salvara los desniveles del terreno. Por cierto, que ya entonces existían autenticos topógrafos con su instrumentación particular.
Hasta niveles como éste ayudaban a la alineación de sus construcciones. No es más que la solución romana a los problemas con que se encontraban en su día a día, desde el transporte de materiales pesados, hasta la necesidad de achicar agua o de llevarla de un sitio a otro.
Con este breve paseo por la Hispania de entonces comprendemos que la herencia romana no se quedó sólo en lo que construyeron.
