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DÉCIMA EDICIÓN

París cambia la cama por el arte

La ciudad de la luz celebra la 'Noche Blanca'. Una velada en la que se dan cita fachadas vestidas de luces, laberintos de farolas intermitentes, un estudio de cine en el que siempre llueve o performances como en la que la artista japonesa Sachiko Abe tiene pensado pasar toda la noche cortando papel para hablar del paso del tiempo.

París vivirá esta noche la décima edición de su "Noche Blanca", un compendio de proposiciones artísticas contemporáneas que jalonan la ciudad para proponer a los visitantes una noche en vela. Más de cien instalaciones o actuaciones artísticas de diversa índole, creadas especialmente para la ocasión, abrirán sus puertas cuando se esconda el sol y permanecerán activas hasta que el amanecer del domingo eche el telón de esta original manifestación.

París presume de ser la inventora de un evento que, visto el éxito alcanzado en la capital francesa, ha sido copiado en otros puntos del planeta, de Buenos Aires a Toronto. Frente a algunas ciudades que, como Madrid, la han convertido en bienal acuciados por la necesidad de austeridad económica, París apuesta por esta manifestación "que permite a la gente acceder al arte de forma sencilla en momentos de crisis económica", en palabras de su concejal de Cultura, Christophe Girard, ideólogo de la manifestación hace un decenio. 

"Cada edición es diferente", agrega el edil que espera que dos millones de personas participen en el elenco que proponen a lo largo de la madrugada. Para su décimo aniversario, la "Noche Blanca" se ha puesto en manos de Alexia Fabre y Franck Lamy, directores de la manifestación, que han propuesto cuatro grandes recorridos por la ciudad.

En torno al Ayuntamiento destaca la propuesta firmada por Pierre Ardouvin que, bajo el título de "Como en un clip de 'Purple Rain', propone a los visitantes pasear, paraguas en mano, por un estudio de cine bajo una fina lluvia púrpura, escuchando una versión revisitada de la canción de Prince del mismo título. 
Un gigante Yeti naranja construido con 6.000 luces intermitentes o una instalación de 68 tubos de plexiglas que transforman el Museo de Arte Judío en una atmósfera inquietante son otras de las propuestas de esa zona céntrica de la capital.

Algo más al norte, en el barrio de Saint-Georges, un laberinto de tejidos blancos ideado por el estadounidense Jungwan Bae sumirá al visitante en un ambiente de desorientación. No muy lejos, la artista japonesa Sachiko Abe tiene previsto pasar toda la noche cortando papel, con el objetivo de hacer una reflexión sobre el paso del tiempo, a través de la imagen y del ruido provocado por el papel cayendo y las tijeras.

En el patio del instituto Jacques-Decour, el mexicano Carlos Amorales ha preparado una instalación compuesta de 30.000 mariposas de papel, que ofrecen un espectáculo que el artista pretende que provoque sentimientos de seducción o repulsión. 

Algunas fachadas del barrio de Batignoles, al noroeste de la ciudad, se vestirán de luces en una proyección ideada por los alumnos de la escuela de Bellas Artes, mientras que Fabrice Hyber propone, a dos pasos de allí, una representación en la que participan 50 super-héroes de cómic. Finalmente, entorno al barrio de Montmartre, Chistian Boltanski abrirá su "teatro taller" en el que varios actores interpretarán toda la noche la obra "Mañana el cielo será rojo". Renaud Auguste-Dormeuil propone a los visitantes descubrir cómo será el firmamento de París en 2111, gracias a la instalación de un millar de velas en la plaza Cardinal-Dubois. Como en cada edición, el Ayuntamiento de París propone un servicio reforzado de transportes públicos que funcionará toda la noche. Algunos municipios vecinos de París también proponen actividades artísticas paralelas a la "Noche Blanca" de la capital.

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