Vivienda

Viven en el coche, en caravanas o en albergues por no poder pagar un alquiler

Expulsados del mercado de alquiler muchos se han visto obligados a vivir en la calle, en un coche o en una caravana.

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A simple vista nadie diría que Luis, nombre ficticio, es un sin techo. Su aspecto y su conversación no cuadran con la imagen preconcebida que tenemos de las personas que vemos durmiendo en un parque o pidiendo dinero en las aceras de cualquier calle. Tampoco su historia es la típica. Estudió ingeniería en una universidad de Madrid, terminó la carrera y trabajó en varias empresas. Pero la realidad es que a sus 40 años y con una licenciatura de ingeniería industrial a sus espaldas es una persona sin hogar.

Un bache psicológico y la falta de apoyo familiar le dejaron en una situación complicada. Primero se fue a compartir piso, luego los apuros económicos le empujaron a dormir en hostales hasta que los ahorros se terminaron y se vio en la calle. De repente conseguir plaza en un albergue era el único medio de dormir bajo techo. La falta de vivienda le ha marcado, no es fácil encontrar trabajo viviendo en la calle y sin ingresos suficientes nadie le alquila una casa o una habitación. En Madrid la situación de la vivienda "está muy complicada", de momento él tiene cuatro días asegurados en un albergue y luego no sabe dónde dormirá.

No es fácil encontrar trabajo viviendo en la calle

Cuando terminó la carrera, nos cuenta, las ofertas de empleo le llovían y nunca pensó que podría verse durmiendo en la calle. Es muy duro ver que "no tienes casa", las empresas no te dan una oportunidad y sin un colchón económico tampoco nadie quiere alquilarle una casa. Es la pescadilla que se muerde la cola, como se suele decir.

Los albergues están llenos

Como él son muchos se ven expulsados del mercado de alquiler y viven en la calle, en poco tiempo han pasado de vivir en una casa a dormir en los albergues. En los albergues lo saben muy bien. Hay un nuevo perfil de usuario, nos cuenta Marta Díez, psicóloga en el albergue Aranjuez de Cáritas, las personas que llegan "es gente con bastante más formación que antes" explica, muchos es la primera vez que duermen en un albergue y llegan aquí por un bache laboral, porque no pueden pagar la hipoteca o por una separación. Cualquiera de nosotros podría verse en esta situación. La situación ha llegado a tal punto que muchos de los que duermen en los albergues están trabajando peor su salario no les llega para pagarse un alquiler. El gran problema es que no tienen acceso a la vivienda y tampoco facilidad para encontrar un empleo viviendo en plena calle.

La gente que viene al albergue tiene bastante más formación que antes

A este drama vital se une el problema de encontrar una plaza en un albergue. Sobre todo en las grandes ciudades estos alojamiento para personas sin hogar están colapsados, no hay plazas. En algunos, como el Albergue de San Juan de Dios en pleno centro de la capital "la lista de espera para dormir en el albergue es de cuatro meses". En el albergue de Aranjuez también están llenos, hay 20 plazas y todas ocupadas, así sólo pueden dar ayuda de emergencia pero no ofrecer una residencia permanente hasta que las personas sin hogar logren recuperar su capacidad económica.

Techos improvisados

La inflación y unos alquileres astronómicos están obligando a muchas familias a buscar un techo improvisado. Paseando por una zona residencial encontramos un coche, un audi gris, aparcado donde reside desde hace un año y medio un jubilado nos cuentan los vecinos que pasan por allí. Dentro del vehículo, mantas, bolsas, un bote de gel de baño y unos cuantos cables para conectar la placa solar que se ha instalado en el vehículo. Los alquileres astronómicos han convertido en pobres a muchos que ya no pueden pagar ni el precio de una habitación. En ciudades como Madrid ó Barcelona las viviendas compartidas no bajan de los 350 euros al mes más los gastos de suministro, un precio prohibitivo para muchos bolsillos.

Caravanas convertidas en viviendas

Con este panorama, cada vez es más frecuente ver caravanas convertidas en viviendas. Buscando en la capital, en la Casa de Campo, encontramos zonas de aparcamientos que parecen colonias. Varios de los vehículos que están allí llevan tiempo aparcados y dentro muchos de sus inquilinos prefieren no salir delante de nuestras cámara pero nos cuentas que su economía no el permite vivir de otra manera y en zonas como esta tampoco pagan los alquileres que se piden en el camping.

Mucha gente llama desesperada por el precio del alquiler, cuentan en un camping de Madrid

Actualmente el precio de aparcar una autocaravana en un camping puede rondar los 30-38 euros por noche. Isaac Pascual, jefe de recepción del camping de Osuna, nos cuenta que mucha gente llama desesperada por el precio del alquiler y piensan que venir aquí es una solución hasta que le dices que vivir en un camping no es legal, depende de la comunidad autónoma, pero por ejemplo en Madrid está limitado a 180 días al año. Además de que no es legal el precio tampoco es tan barato como creen, al final un mes allí aparcado supone lo mismo que un alquiler.

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