Fraude
El drama de María Luisa: "Las cenizas que tengo no sé si son de mi madre o de 20 cadáveres que incineraron"
Los afectados por el macrofraude de los ataúdes no solo perdieron a sus seres queridos, sino que además viven con la angustia de no saber de quién son las cenizas que ellos creían de sus familiares. Pagaron ataúdes de miles de euros y les dieron el cambiazo a cajas de cartón que luego cremaban. Esta es la historia de María Luisa, una de las afectadas.
Las cifras del fraude del 'timo de los ataúdes' ascienden a 3,6 millones de euros, y 6.000 ataúdes cambiados. Según el informe policial, se cambiaron casi 6.000 féretros entre 1995 y 2015. El objetivo era revender los ataúdes de alta calidad que había comprado la familia y en su lugar introducir al difunto en cajas de cartón.
La angustia es la tónica general de los afectados. Muchos tienen las cenizas de sus seres queridos sin tener la seguridad de que pertenezcan realmente a su familia. En la operación policial que destapó el fraude la Policía registró durante horas la vivienda del dueño de la funeraria y también sus oficinas del tanatorio de Valladolid. Incautaron además casi un millón de euros en los registros.
"Los familiares no tienen la seguridad de tener las cenizas de su familiar cremado"
María Luis sufrió el trauma por partida doble con su tío y su madre. Ambos fallecieron con 2 días de diferencia. No denunció los hechos ante la Policía, se personó como acusación con el Gabinete de abogados que lo hizo en Valladolid. Los abogados le han dicho que el nombre de su tío estaba escrito en la libreta del acusado y que sospechaban que habían hecho lo mismo con el de su madre.
"No sé de quién son las cenizas que tengo en mi casa", se pregunta María Luisa. Su padre no dejaba de decirle que qué habían enterrado. No se atreve a pensar en su madre mirando esas cenizas porque desconoce si son de ella "o de 20 cadáveres que hayan incinerado a la vez".
"La empresa revendía los ataúdes caros encargados por la familia e introducía al difunto en cajas de cartón"
Cuenta el periodista Nacho Abad que el caso se destapa porque hay un empleado de esta funeraria que al jubilarse pide más dinero a sus jefes. Como este se niega amenaza a los dueños de la empresa con contar estas prácticas ilícitas y finalmente desvela que la empresa está dando el cambiazo a los ataúdes desde 1995.
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Guillermo Ruiz es abogado de los acusados. Asegura que las cenizas que tiene María Luisa en su casa son de su familia. Les aconseja estar tranquila desde el punto de vista moral. Asegura que el número de incinerados son 6.000.