Caso Brugal
Sonia Castedo, absuelta por corrupción: "No hay nada peor que el daño que le han hecho a mi hija"
Sonia Castedo ha sido absuelta de los delitos de los que se le acusaban: cohecho, tráfico de influencias y revelación de información privilegiada. Ahora, nos cuenta su calvario.
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La acusación de Sonia Castedo saltó a los titulares de toda España. Lo que no ha tenido la misma repercusión es que ahora, diez años después de dimitir, ha sido absuelta. Nuestro compañero Diego Revuelta se ha desplazado hasta Alicante para hacerle su primera entrevista en televisión tras ser absuelta por el Supremo. Y no podía ser en otro lugar que en el ayuntamiento de la ciudad.
"Yo creía que llegado este momento, el cielo se iba a quedar bajo para el salto de alegría que iba a pegar", explica la exalcaldesa. Pero no fue así. Castedo lamenta haber pagado "una condena más grande que si hubiera pagado los trece años de cárcel". Y es que ha vivido "condenada todos los días", afirma.
Sonia intenta no pasar por la plaza del Ayuntamiento de Alicante en su día a día; una plaza que ella misma hizo. Los recuerdos no son buenos, ya que también están los juzgados, a los que asistió cuando fue imputada por corrupción. "Yo no tuve un juicio mediático, tuve una condena mediática", explica.
En su día, salieron a la luz conversaciones con Enrique Ortiz "poco éticas", reconoce Sonia. Pero no delictivas. "El político para el empresario es un negocio, ya está. Pero de eso te das cuenta después". La expolítica cuenta que cuando saltó el escándalo todo el mundo le dio la espalda. Y preguntada por Diego sobre su profesión actual, se muestra hermética, sin revelar ningún detalle: "Desde hace muchos años mi vida ya es mía, me pertenece solo a mí".
Lo peor de esos 10 años
Preguntada sobre lo más duro que ha vivido Sonia Castedo en todo este proceso, lo tiene claro: "El daño a mi hija, no hay nada peor". Ahora, Antía ya es mayor de edad, tiene 23 años, y Diego ha conseguido hablar con ella. Es su primera entrevista en televisión.
La joven recuerda estar en el colegio y recibir gritos: "Tu madre es una corrupta". Tenía aproximadamente 7 años y no sabía ni qué significaba. "También recuerdo recibir el mismo tipo de acoso en un campamento en Madrid", ha contado.
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Tanto sufrimiento que le llevó a sufrir anorexia. "Fue la peor época de mi vida, pesaba 39 kilos". Antía cuenta que llegó a estar en riesgo de muerte.
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