NAVIDAD Y CORONAVIRUS
¿Vas a ir a ver a tus familiares en Navidades? Esto es lo que tienes que tener en cuenta para correr los menos riesgos posibles
Ya lo tenéis todo planeado. Ha costado convencer a algunos de que no vengan y a otros de que no vais. Todos tenemos que aprender a empezar estas fiestas con respeto. Quien decide no reunirse, está siendo sensato y prudente. Ya vendrán otras en las que se pueda hacer todos juntos.
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Aún así, habéis valorado el riesgo y, cumpliendo las recomendaciones que han dado de no agruparse más de dos núcleos familiares, entre seis y diez personas dependiendo de la comunidad, queréis hacerlo bien. Aquí van algunas ideas. Partiendo de la base de que el riesgo cero no existe, sí se pueden dar algunas recomendaciones para intentar disminuirlo un poco. El objetivo es que el precio de estas navidades sea “sólo” la cuesta de enero, no que cuesten vidas.
Lo primero es analizar si entre los que os vais a reunir hay personas de riesgo: edad avanzada, enfermedades previas… en ese caso lo mejor es que estén presentes, pero de forma telemática. Una videollamada durante toda la celebración hará que el gasto sea en datos en vez de en hospitales.
Quienes hayan pensado que hacerse una PCR o un test de antígenos antes es suficiente, debería pensar que estas pruebas son una foto, un instante, un momento. A veces salimos con buena cara en las fotos cuando en realidad no lo estamos y otras veces salimos feos cuando nos vemos guapos. Una foto es eso, una foto. No es suficiente para determinar si en los días posteriores estaremos igual de guapos. Si os hacéis la prueba y no salís de casa sin ver a nadie en los 10 días posteriores… valdría. Pero eso es difícil, seamos realistas. Si queréis hacerlo, estupendo, pero cumpliendo todas las medidas de seguridad posteriores.
Si en estos días alguno de los invitados tiene fiebre, tos, diarrea, malestar o cansancio, es mejor que no acuda a la celebración.
Es importante que, en todos estos días hasta el momento de nochebuena, navidad, nochevieja o año nuevo, ninguno de los invitados participe en celebraciones con otros grupos que no sean los habituales. Es evidente que no podemos dejar de ir a trabajar, a comprar… pero sí deberíamos reducir nuestros encuentros lo máximo posible al menos diez días antes. Durante ese tiempo, podemos saber si presentamos síntomas o no y, en caso de no presentarlos, pero sí estar contagiados, las posibilidades de contagiar a nuestros familiares se reducen (en ningún caso se eliminan con total seguridad).
El grupo que se reúna debe estar acotado y ser el mismo durante todas las celebraciones. No es una buena idea ir cada día a una casa distinta (aunque siempre sean seis personas) porque multiplicamos las posibilidades de contagiar y contagiarnos. No hay que olvidar que, en caso de necesidad, el grupo de contactos debería ser el menor posible.
Si es posible, la terraza es un lugar un poco más seguro, estufas y abrigos van a compartir sitio con mantecados, turrones y langostinos. No siempre podrá ser así, si se hace en el interior, es importante mantener las ventanas y puertas abiertas. Además de eso, durante el tiempo en el que se esté reunido, habrá que hacer ventilaciones, al menos cinco minutos tres veces por hora. Una ventilación eficaz es con corriente: puertas y ventanas para hacer renovaciones de aire eficaces.
El tiempo que estemos en el interior es importante. De hecho, todo el tiempo de exposición es importante así que este año las sobremesas estarán reservadas sólo para los manteles, no para las personas. No se podrán alargar hasta la cena y tampoco es recomendable cantar o gritar, eso aumenta los aerosoles que es algo a evitar.
Sería conveniente que el lugar en el que se va a celebrar el convite, esté correctamente ventilado procurando que no haya gente allí en las dos horas previas a que lleguen los invitados. El virus se “seca” si le dejamos sólo en una habitación durante un par de horas. Así que, si la sala está sin nadie dentro, reducimos un poco más el riesgo.
Este año no es seguro quedarte a dormir en casa de los familiares. No les hagáis tomar esa decisión, es más prudente ir a un hotel. Recordad el tiempo de exposición.
No podremos presentarnos “por sorpresa” en casa de nadie. Todo el mundo debe estar preparado con las medidas oportunas, así que las sorpresas, en los regalos, no apareciendo sin avisar en las casas.
Llevaremos una mascarilla nueva. No obstante, si eres el anfitrión, no está de más que tengas unas pocas de reserva por si se rompe, se cae o se moja.
Del mismo modo habrá que recordar a los invitados que la mascarilla debe estar puesta el máximo tiempo posible y sólo retirarla para el momento de comer. Unos sobres con el nombre será una buena idea para que cada uno guarde su propia mascarilla. Igual que poner algo diferenciador en los vasos para no confundir unos con otros.
Toda precaución es poca y es necesario terminar como se empezó: estas recomendaciones sólo servirán para disminuir el riesgo, no eliminarlo. En nuestra mano está la decisión.
Quizá decir Feliz Navidad es decir demasiado teniendo en cuenta lo difíciles que van a ser estos días, tanto para los que con dolor no se van a reunir como para los que con dolor no se van a poder reunir nunca más. Seamos prudentes, por ellos. Salvemos vidas.
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