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¿A que te ha pasado?

Seis cosas que una mala madre nunca lleva en el bolso

En silencio odias a tu vecina. No se lo confiesas a nadie y no es porque ponga música a las tantas de la noche, qué va. O porque sus niños vayan siempre con la ropa planchadita y los tuyos parezcan un anuncio de Issey Miyake (bueno, por esto un poquito sí).

Niño con manchas

Niño con manchasiStock

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La odias porque simplemente es la madre perfecta: si coincidís en el parque siempre va arregladita, su niño/a también y por si fuera poco, lleva de todo en el bolso. DE TODO. De eso que tú nunca tienes porque se te acaba de terminar o porque se te olvidó comprarlo en el súper. Así que a su lado te sientes una madre desastre. No pasa nada, desde aquí rompemos una lanza a favor de las madres desastre, porque también lo somos y porque estamos en contra de esa imagen que nos han vendido de súper woman que trabaja, cuida de sus hijos y además, siempre va arregladita y depiladita. Por eso, para ti que eres una madre desastre, te contamos cuáles son las cosas que nunca llevas en el bolso y de las que te acuerdas cuando más las necesitas. Toma nota y si te acuerdas, mételas en el bolso o que las lleve tu pareja, que también tiene brazos, ¿verdad?

- Toallitas: nos da igual que sean de manos, para limpiar la cara o de culete… Nunca llevas en el momento más necesario, o sea, cuando el niño se ha caído y viene hecho un Adán manchado de tierra y barro por todas partes; o cuando ese plátano que le has llevado para darle la merienda en el parque te ha salido bien moreno y tienes las manos pringadas; o cuando ay, qué oportuno, quiere hacer pis en plena calle.. Sí, en esos momentos abres tu bolso, ese que es un caos (en clara semejanza de lo que es tu vida desde que eres madre), buscas y rebuscas y allí no hay. No, no hay toallitas. O sí, hay un paquetito con una última toallita que está más seca que la mojama… Sí, una mala madre siempre se olvida de coger toallitas.

- Pañuelos de papel: una opción tan útil como la anterior y que te percatas de que no llevas justo cuando el niño estornuda y un torrente entre verde y acuoso sale de su nariz. Sí, en ese momento te maldices por no haberte acordado de reponer. No queremos darte ideas que puedan ser tachadas de “guarras” pero a veces, las mangas de las camisas nos han salvado de esta situación.

Bolso de mujer
Bolso de mujer | iStock

- Agua: dependiendo de la edad, en bibe o botella de agua. Le entra una sed como si acabase de atravesar el desierto. Y tú no tienes nada que darle de beber…

- Su muñeco favorito o doudou: justo acabas de salir de casa, ya llevas unos cuantos kilómetros recorridos en el coche y el niño se pone a llorar. En ese momento te percatas: te has dejado su “doudou”, su peluche favorito, ese con el que se duerme todas las noches… en casa. No te servirá de nada intentar sustituirlo por ninguna otra cosa, ni siquiera le engañarás poniéndole Peppa Pig: la rabieta está asegurada.

- Una muda de ropa: una madre previsora lleva un body por si pasa algo; un par de baberos; unas camisetas; otro pantalón; unos calcetines; una toquilla para abrigarle por si refresca… tú, que eres mujer aventurera, sales a la vida con lo puesto y cuando el niño te vuelve como si llegase de trabajar en la mina te acuerdas de la cantidad de ropa que tienes… en el armario.

- Ay, pañales: acuérdate, metiste la última vez, pero, ¿cuándo fue esa última vez? ¿hace unos meses? ¿una semana? ¿unos días? Es verdad, que luego el cambiaste en casa de tal y cual, y en aquel bar tan cuco donde os tomasteis algo con unos amigos. El caso es que el niño va meado (u otra cosa) hasta las trancas y tú, sin pañal de recambio. Bienvenido el escozor posterior y tu sentimiento de culpabilidad.

Bonus Track: y consejo de mala madre. Las toallitas y los pañuelos de papel pueden sustituirse por un rollo de papel higiénico. Sí, quizás no sea glamuroso, pero chica, puede salvarte de desgracias. Así que al bolso.

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