COMPLICACIÓN EN EL EMBARAZO

Preeclampsia: Qué es y cuáles son sus síntomas

La preeclampsia es un trastorno que provoca hipertensión en las embarazadas que la padecen. No tratarla conlleva riesgos tan graves como la muerte fetal o una restricción de crecimiento fetal, por lo que resulta muy importante tener presentes sus síntomas.

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Durante el periodo de gestación, las madres deben aplicar ciertos cambios en su rutina. De esta forma, contribuyen a que el embarazo siga su curso natural, cuidando tanto de su salud como del correcto desarrollo de su bebé.

A pesar de seguir las recomendaciones de los expertos, la mayoría de casos no son de color de rosa, pues en muchos embarazos se producen complicaciones que los alteran. Entre ellas, destaca la preeclampsia, una enfermedad que puede desarrollarse a partir del quinto mes de embarazo -20 semanas-, aunque también puede aparecer durante el parto o después de este.

Sus implicaciones sobre el cuerpo de la gestante son relevantes y también puede afectar seriamente al bebé. Principalmente, se caracteriza por una presión arterial alta, además de la presencia elevada de proteínas en la orina -proteinuria- y otro tipo de afecciones, tanto renales como hepáticas.

Principales síntomas de la preeclampsia

¿Cómo podemos saber si la padecemos? En la mayoría de casos, se detecta durante las distintas visitas médicas programadas para hacer un seguimiento del embarazo. Más allá de los síntomas mencionados con anterioridad, existen otros mucho más notables, aunque pueden pasar desapercibidos al ser compatibles con los cambios que experimentan las mujeres en esta etapa:

  • Dolor de cabeza profundo
  • Aumento de peso repentino y excesivo
  • Edema o hinchazón desmesurada en manos, pies o cara
  • Problemas de visión: doble, borrosa o con mayor sensibilidad a la luz
  • Náuseas y vómitos
  • Dolor en la parte superior del abdomen
  • Mayor cansancio
  • Falta de aire

También debemos destacar algunos factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de sufrir esta enfermedad. Entre ellas, destacan la obesidad y un cuadro de preeclampsia en un parto anterior, en embarazos primerizos y/omúltiples. Además, también lo favorece el hecho de padecer hipertensión crónica, diabetes y/o enfermedades de tipo renal.

¿Qué puede provocar la preeclampsia?

Tratar esta enfermedad es esencial, porque ignorarla puede ser altamente perjudicial para la salud de la madre y del bebé. Entre las complicaciones, se puede producir una restricción del crecimiento fetal. Al afectar a las arterias, la placenta deja de recibir la cantidad de sangre, oxígeno y nutrientes necesaria para que el bebé se desarrolle con normalidad.

También se puede desencadenar un desprendimiento de placenta, separándose de las paredes del útero antes de tiempo. Eso puede derivar en un parto prematuro o incluso puede ser causa de muerte fetal. Según la gravedad, algunos órganos pueden sufrir lesiones, sobre todo el corazón, el hígado o los riñones.

Y otra de las enfermedades que acompaña a esta afección de salud, especialmente si no es tratada, es la eclampsia. Se trata de la aparición de convulsiones sin explicación en aquellas mujeres que padecen preeclampsia. En los casos más complicados, la madre puede llegar a entrar en coma.

¿Cómo se cura la preeclampsia?

Se puede llegar a prevenir su aparición, ya que en la actualidad se realizan exámenes en el primer trimestre para saber qué riesgo tiene la paciente de padecer esta enfermedad. Una vez diagnosticada, los expertos destacan que el tratamiento más efectivo es dar a luz, destacando la cesárea en aquellas gestaciones de más riesgo.

Aun así, en muchos casos el bebé aún no está preparado para nacer. En estas condiciones, las madres deben ser sometidas a un control más estricto para lograr que la preeclampsia no vaya a peor, con medidas para normalizar la presión arterial. En casos más delicados, las personas requieren hospitalización.

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