NUEVA REALIDAD

¿Los hijos cambian la pareja? Consejos de psicóloga para llevar bien la nueva realidad familiar

Cuando una pareja tiene un hijo, todo debe recolocarse porque la realidad es nueva para todos. Nace también una madre y un padre, y la pareja deja de ser el núcleo principal para centrarse en una tercera en una nueva realidad

Publicidad

Cuando llega el primer hijo, la vida cambia. Pero no solo cambia la rutina o el tiempo libre: también cambia la relación de pareja. Según algunos autores como John M. Gottman o Carolyn Pape Cowan, alrededor de dos tercios de las parejas (es decir, entre el 60 % y el 70 %) experimentan una disminución en la satisfacción conyugal durante los primeros años tras el nacimiento del primer hijo. Este dato, lejos de ser alarmante, refleja algo natural: el sistema familiar se reestructura y necesita tiempo para encontrar un nuevo equilibrio.

Cuando llega un hijo cambia nuestra identidad

Cuando una pareja no tiene hijos, la relación se centra en el "nosotros". Después, aparece un nuevo integrante que requiere atención constante, energía y organización. Esto modifica los roles, las prioridades y el tipo de vínculo.

Una familia conversando
Una familia conversando | iStock

Son 3 los factores que influyen en el cambio de identidad en la pareja con la llegada de un hijo:

  • De pareja romántica a pareja funcional: en esta etapa, el amor se expresa más en forma de cooperación y cuidado que de pasión o romanticismo. No significa que el amor se acabe, sino que cambia su lenguaje.
  • Diferencias en la adaptación: algunas personas se centran más en el rol parental (nutrir, proteger, organizar), mientras que otras intentan mantener viva la conexión de pareja. Estas diferencias pueden generar tensiones si no se gestionan de forma consciente.
  • Identidad dual: ya no somos solo "tú y yo", sino que ahora también somos o madre o padre. Integrar ambos roles sin perder la esencia personal es uno de los grandes retos psicológicos de la crianza.

Causas de los cambios en la relación con la llegada de un hijo

A continuación, se describen los factores que explican por qué muchas parejas atraviesan crisis tras la llegada de los hijos:

  • Falta de descanso: el cansancio y la falta de sueño aumentan la irritabilidad y reducen la paciencia.
  • Desajuste de expectativas: uno puede sentir que “da más” o que el otro no se implica igual.
  • Cambio en la intimidad: el deseo sexual disminuye temporalmente por el agotamiento físico y mental.
  • Diferencias en la crianza: cada miembro trae consigo su modelo familiar de origen, y esto puede generar choques sobre cómo educar o establecer límites.
  • Heridas psicológicas abiertas: la maternidad y la paternidad despiertan muchos recuerdos de la infancia y aparecen comportamientos que imitamos de nuestros padres que no terminamos de comprender. Se trata de un choque a nivel psicológico, que muchas veces necesita ayuda profesional para poder integrarlo.

Desde la psicología, se sabe que la comunicación y la percepción de equidad son las variables más protectoras del vínculo en la etapa postnatal (Gottman, 2015). Las parejas que hablan abiertamente de sus emociones, que se escuchan sin juzgar y que se apoyan mutuamente, presentan una mayor resiliencia familiar.

Niños jugando
Niños jugando | Freepik

Consejos para fortalecer la relación tras la llegada de los hijos

A continuación, se recomiendan distintas técnicas de actuación para mejorar la relación de pareja (o para que no se resienta) tras la llegada de los hijos:

  • Reconoce el cambio sin idealizar el pasado: la relación no volverá a ser igual, pero puede transformarse en una versión más madura y profunda. Evita comparar la etapa actual con la de antes de tener hijos: son momentos diferentes, con aprendizajes distintos.
  • Hablad de lo que sentís, no solo de lo que hacéis: muchas conversaciones giran en torno a tareas ("tú bañas, yo doy la cena"), pero es esencial reservar espacios para hablar de emociones: cansancio, miedo, frustración o incluso culpa. Nombrar lo que se siente evita que se acumule. Además, hablar desde el "yo" y desde nuestras emociones evita reproches que llevan a una discusión posterior.
  • Cuidar el vínculo de pareja también es cuidar a los hijos: un hogar donde los padres se tratan con respeto, cariño y complicidad, transmite seguridad emocional a los niños. No se trata de tener muchas citas, sino de mantener gestos cotidianos de conexión: un abrazo, una mirada cómplice, un mensaje de apoyo.
  • Dividir tareas con flexibilidad, no con rigidez: el reparto equitativo no siempre significa "mitad y mitad", sino que cada uno aporte según sus circunstancias y capacidades. Revisad periódicamente cómo os sentís con la organización para evitar acumulación de resentimientos.
Tareas del hogar
Tareas del hogar | hogar
  • Recuperar la intimidad sin presión: la sexualidad también se reconfigura. Es normal que el deseo fluctúe. Lo importante es mantener el contacto físico, la ternura y el espacio para reconectar sin exigencias.
  • No aislarse como familia: buscar apoyo externo (abuelos, amigos, profesionales…) no es signo de debilidad, sino de inteligencia emocional. La red de apoyo reduce el estrés y permite mantener tiempo para el autocuidado y la pareja.

En conclusión, tener hijos no destruye la pareja, la transforma. Requiere aprender nuevas formas de quererse, comunicarse y apoyarse para adaptarse a las nuevas necesidades. Las parejas que entienden este proceso como una oportunidad de crecimiento conjunto, en lugar de una amenaza, suelen salir reforzadas. El amor no desaparece con la llegada de los hijos: se transforma y se vuelve más profundo y de mayor seguridad.

Novamas» Vida

Publicidad