UNA AMENAZA PARA LA SALUD

Objetos de tu hogar que parecen limpios, pero esconden más bacterias que un baño público

A veces, la suciedad es discreta, y no nos esperamos que los mayores focos de bacterias sean algunos rincones de nuestra casa que tocamos a diario. Pero estos pueden estar tan llenos de gérmenes como las calles o los baños públicos, según la ciencia.

Mando a distancia

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Como es normal, tendemos a pensar que los lugares más sucios están fuera de casa, pero la ciencia tiene algo que decirnos: los focos de bacterias más preocupantes se encuentran en nuestro propio hogar y se tratan de objetos cotidianos que usamos diariamente.

Uno de ellos vive en la cocina: la esponja de fregar los platos. Según investigadores de la Universidad de Westminster, el ambiente húmedo del fregadero y los restos de comida lo convierten en un paraíso para las bacterias, pudiendo albergar tales como E. coli o salmonella. La mejor manera de prevenirlas es desinfectando el estropajo con agua caliente una vez por semana, puedes dejarlo unos segundos en el microondas o meterlo en el lavavajillas.

Estropajo
Estropajo | iStock

Otros de los grandes enemigos silenciosos son los teléfonos móviles y mandos a distancia, pues pasan de mano en mano, tocan todo tipo de superficies y rara vez reparamos en limpiarlos. De hecho, un estudio de la NSF International halló en ellos bacterias peligrosas como la Staphylococcus aureus, así que, aunque no presenten restos de suciedad visible, pásales una toallita con alcohol isopropílico cada cierto tiempo.

Y volvemos a mencionar la cocina, porque las tablas de cortar también representan un peligro bactericida, especialmente si son de madera al tener ranuras. Para evitar la contaminación cruzada, usa una tabla diferente para cada tipo de alimento (carnes, pescados, verduras…), puedes diferenciarlas por colores, y no olvides lavarlas bien con agua caliente y jabón después de cada uso.

Tablas de cortar
Tablas de cortar | iStock

Las toallas, los cepillos de dientes y las mochilas escolares también acumulan bacterias con el uso diario, pero ventilar y lavar estos objetos frecuentemente puede ser la solución.

No se trata de vivir con miedo constante ni obsesionarse con los gérmenes, pero sí de ser conscientes de los riesgos que hay en casa y de lo importantes que son los hábitos de limpieza. Para que siga siendo ese lugar seguro y acogedor, bastará con dedicar unos minutos semanales a la desinfección.

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