UN GRAN TRUCO
¿Flota o se hunde? La clave para tragar pastillas sin sufrir
Descubrir si una pastilla flota o se hunde puede cambiar por completo la forma de tomarla. El ingeniero y divulgador Damián Lorca explica por qué la postura de la cabeza es clave para que el comprimido baje sin esfuerzo ni sustos.

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Tragar pastillas es, para mucha gente, un pequeño drama cotidiano. Hay quien necesita varios intentos, quien se atraganta o quien acaba machacando el comprimido por desesperación.
Y no es cuestión de edad: le pasa a niños, adultos y hasta a personas que toman medicación a diario. Para todos ellos, existe una explicación sorprendente y una solución todavía más simple.
El ingeniero y creador de contenido Damián Lorca vivió este problema en primera persona: "Durante años me costó muchísimo aprender a tragar pastillas hasta descubrir que no era yo el problema, sino la posición de la cabeza", explica en un vídeo.
A partir de ahí, se obsesionó en entender cómo funciona realmente este gesto que parece tan básico. Su conclusión es tan lógica como desconocida: no todas las pastillas se comportan igual, así que no deberíamos tragarlas de la misma manera.
Un estudio que lo confirma
Aunque suene a truco raro de internet, no lo es. Lorca cita un estudio publicado en 2014 por la Universidad de Heidelberg, en Alemania. Los investigadores analizaron cómo se deslizan distintas pastillas por el esófago y demostraron que, con la postura adecuada, pueden bajar más fácilmente.
Esa diferencia es suficiente para que un mal rato desaparezca y tragar un comprimido deje de ser una odisea. La clave es sencilla: saber si la pastilla flota o se hunde en el agua.

Cómo tragar las pastillas que flotan
Este es el grupo que suele generar más problemas. Son las típicas pastillas ligeras que, si las pones en un vaso, se quedan arriba. Con ellas, nuestro gesto instintivo de levantar la cabeza es justo lo contrario de lo que deberíamos hacer.
Lorca lo explica así: "Si la pastilla flota, hay que hacer lo contrario. Tirar la cabeza hacia abajo, pegando el mentón al pecho". Aunque suene antinatural, tiene sentido, porque al inclinar la cabeza hacia abajo, la pastilla se queda justo donde empieza el esófago.

No se va hacia la lengua, no se mueve por la boca y no flota hacia arriba cuando intentamos tragar. En esa posición, simplemente cae en el sitio correcto y el trago pasa sin esfuerzo.
Cómo tragar las pastillas que se hunden
Aquí viene el gesto que sí nos parece natural. Las pastillas más densas, las que caen al fondo de un vaso lleno de agua, se tragan mejor echando la cabeza hacia atrás.

Damián explica que "así la pastilla caerá hasta el fondo de la boca, que es donde está la garganta. Así pasa directamente sin atascarse".
Con la cabeza inclinada hacia arriba, la gravedad juega a favor, ya que el comprimido se coloca justo detrás de la lengua, en dirección a la garganta. Un sorbo de agua y listo. Nada de empujarla y nada de intentarlo varias veces.
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