Haters, este es vuestro artículo
Diez motivos por los que odiamos a la it girl de moda
Lo estabas pidiendo a gritos, así que esta es tu oportunidad para sacar tu lado hater. No es ningún secreto que hay personajes que están condenados a la absoluta indiferencia y otros, por el contrario, como las it girls, despiertan sentimientos de todo tipo, desde la fanática admiración a la más absoluta animadversión. Gran parte de ellas son actrices de profesión, presentadoras, modelos, famosas reconvertidas en empresarias, “novias de” o “ex de” que se reinventan como diseñadoras de vestidos de novia, bolsos o joyas. Parecen tocadas por el dedo de Dios. Mitad humanas, mitad diosas.
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Siempre perfectas, siempre estupendas. Son como una pequeña aristocracia de la belleza, la moda, el éxito, las firmas y el amor. Posiblemente, si el postureo no se les hubiera ido de las manos, en ningún momento se habrían desatado en nosotras este sentimiento tan convulso, tan humano, tan real: el odio. Sí, llegó la hora de decirlo: las odiamos y estos son los motivos.
El mensaje positivo
Deben desayunar Mr Wonderful todas las mañanas después de su rutina de pilates, su masaje facial y su ducha de agua fría anti-celulitis. ¿A quién pretenden engañar? Parece que tienen la necesidad de reafirmar semana tras semana que jamás han tenido un mal día.
Su pronta y extraordinaria recuperación después del embarazo
Alguien debería estudiar ese fenómeno que sufren muchas famosas apenas unas horas después de parir o de someterse a una cesárea: que no se les nota. Ni estrías ni hinchazón ni retención de líquidos. Se observa también una sospechosa ausencia de ojeras y de flacidez. Ni rastro de pecho alicaído. Muchas niegan los tratamientos médico-estéticos y se defienden hablando de su maravillosa genética, pero aquí hay gato encerrado y lo sabemos. Rechazar lo evidente y tratar de convencer al público de que lo suyo se reduce a una dieta exigente, rutinas de gimnasio y a un metabolismo ideal no cuela. Para ellas su cuerpo es, en cierta medida, su empresa. Viven de él y tienen que protegerlo, ya no solo del desgaste sino de la atención de la prensa rosa: engordar durante el embarazo puede acarrear que muchas marcas prescindan de ellas y por tanto, una pérdida de contratos.
Las marcas
Lo suyo es hacer apología del consumismo y aunque moralmente esto pueda ser reprochable, debemos ser sinceras y reconocer que esto solo nos provoca envidia y más envidia. Aquí también podemos incluir otros elementos que desatan nuestras emociones más primarias, como su relación con los viajes, su pasión por los mejores restaurantes y la ropa. ¿Quién no querría tener su fondo de armario, eh?
Su incursión en la profesión de Margaret Atwood
Puro marketing. Entre tanto viaje, tratamiento de belleza y sesión de fotos dudamos mucho de que la autoría del libro de la it girl de moda haya recaído totalmente en ella. Pretender destacar en todo es bastante cansino para el público, especialmente cuando se finge un talento, una creatividad y unas habilidades para la escritura que no se tienen.
El lucro de las rupturas
Que se lo digan a Taylor Swift, experta en rentabilizar la relación con cada ex a modo de hit. Ya nos gustaría a nosotras poder utilizar nuestro drama amoroso como capital y no solo a golpe de exclusiva.
Ellas concilian y tú no
La verdad duele. A muchas se les llena la boca con lo difícil y a la vez satisfactorio que es ser madre, pero se olvidan mencionar que son unas privilegiadas: no solo hay gente que les ayuda (y que pueden pagar), sino también se pueden permitir aflojar el ritmo de trabajo sin que eso suponga no llegar a fin de mes.
Su cónclave de estrellas
¿No tienen ninguna amiga fea, zarrapastrosa, vulgar?
Demasiados saraos
Fingir tanta felicidad en el photocall no tiene que ser bueno para el cutis, pero ahí están ellas, radiantes, fotogénicas, disimulando que les acaba de bajar la regla, luciendo un look que a ti te habría costado un riñón… Después de tantos años, ¿seguro que todas esas fiestas les llenan, más allá del bolsillo, existencialmente?
Cuéntanos, ¿se te ocurre algún motivo más?
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