CÓMO ADMINISTRARSE
Cosas que hacemos mal con el dinero y no nos permiten ahorrar
Todos sabemos de la necesidad de ahorrar, pero cuando lo llevamos a la práctica, para muchos no es tan fácil como parece. Para ahorrar hace falta una planificación y poner conciencia (y control) en los gastos. No ahorra quien más gana, sino quien mejor se administra.

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Cuando nos planteamos ahorrar tenemos que pensar en el propósito para llevarlo a cabo. No es lo mismo ahorrar durante cinco meses pensando en gastarlo en las próximas vacaciones que ahorrar para tener una hucha que usar en el futuro. Tener claro nuestro objetivo es básico para trazar un plan de ahorro asumible en función de nuestros ingresos y gastos.
Tipos de ahorro
A grandes rasgos podemos decir que, efectivamente, hay dos tipos de ahorro:
1. Ahorro planeano para gastar en un cierto periodo de tiempo (unas vacaciones, un coche, un piso...)
2. Ahorro pensado para el futuro. Es aquel que se mete en una cuenta que hace de hucha y que se mantiene en el tiempo.
Este último es el más difícil de llevar a cabo por dos razones.
1. Porque cuando no tenemos un objetivo, ponernos un propósito para hacer algo, es más complicado llevarlo a cabo (no es lo mismo empezar a entrenar sin un motivo definido que ponernos como meta apuntarnos a una carrera el año que viene, ¿verdad?).
2. Porque cuando hemos hecho una hucha, es muy fácil encontrar una buena razón para gastar ese dinero.

Cómo empezar a ahorrar
Es por eso que lo primero que debemos hacer cuando queremos ahorrar es diferenciar esos dos tipos de ahorro. Quizás podamos destinar 100 € al mes a hacer una hucha para usar el dinero en vacaciones, para pagar la revisión del coche, para tener un colchón con el que comprar una nevera nueva si la que tenemos se estropea… Y destinar otros 100 € a un ahorro a largo plazo que no vamos a tocar bajo ningún concepto que no sea una absoluta necesidad.
En cuanto al ahorro a largo plazo, debemos de fijarnos un objetivo mensual que habrá que revisar si lo hemos cumplido al final de cada año. Es decir, mientras que la hucha de dinero para "imprevistos" sube y baja según vamos ingresando y gastando, la del ahorro a largo plazo siempre debe ser mayor al finalizar el año que lo fue al comienzo.
Malas costumbres en la gestión del dinero
Ahorrar no es fácil, necesita de conciencia del gasto y de un manejo equilibrado del dinero que tenemos. A menudo, cometemos errores sin darnos cuenta que hacen que no podamos ahorrar:
1. Gastos previsibles que no planificamos: Muchas veces el error que cometemos es pensar que la cuota del seguro del coche, de la revisión anual o la compra de una lavadora nueva son un gasto inesperado, pero en realidad se trata de desembolsos que tendremos que hacer cada cierto tiempo.
De ahí la importancia de ir haciendo una hucha de ahorro para irlo usando cuando vienen gastos grandes. Y este ahorro debería de estar totalmente diferenciado de la hucha que no planeamos tocar.

2. Ahorrar solo lo que sobra: El otro gran error que cometemos es que el ahorro no suele tomar la importancia que se merece. Por eso la mayoría de la gente destina a ahorrar lo que sobra a final de mes. Es decir, muchas personas primero pagan la hipoteca o el alquiler, la comida, las cenas con amigos, la cuota del móvil, los suministros, las zapatillas nuevas… y destinan a ahorrar lo que queda a final de mes. Así se vuelve complicado tener una constancia y fijar un importe como objetivo. Sin embargo, cuando determinamos un objetivo numérico (por ejemplo, el 10% de nuestros ingresos) y lo sacamos a principios de mes de nuestra cuenta corriente para depositarlo en la de ahorro (del mismo modo en el que se producen el resto de los cargos), le damos la importancia que se merece.
Porque al final, para conseguir nuestro propósito de ahorro, este se tiene que convertir en nuestro primer objetivo, no en el último.
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