ENTREVISTA

Cómo cuidarte los lunares en verano

La doctora Sara Moreno, especializada en dermatología y venereología, nos explica qué debemos hacer para cuidar nuestra piel con lunares este verano.

Mujer de espaldas que muestra sus lunares en la piel

Mujer de espaldas que muestra sus lunares en la pielPexels

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La información es poder. Gracias a ella, ahora la sociedad es mucho más consciente de la importancia que tiene proteger nuestra piel. Es el órgano más extenso del cuerpo humano y tenemos a nuestro alcance mucha información sobre los efectos perjudiciales que supone en nuestro organismo los rayos ultravioleta.

En NovaMás hemos entrevistado a la doctora Sara Moreno, especializada en dermatología y venereología del centro Corium Dermatology de Barcelona y de la entidad Avant Mèdic de Lleida, para que nos explique todo lo que debemos saber sobre los lunares, también llamados nevus. ¡No te pierdas nuestra charla!

¿Qué diferencia una peca, de un lunar, de una mancha?

Una peca o lunar es una lesión benigna formada por las células que sintetizan el pigmento de la piel (melanocitos).

La peca se corresponde con el término médico efélide. Las pecas suelen ser pequeñas -menores de 3mm- y sin relieve. Tienen una pigmentación discreta y pueden aumentar con la exposición solar o el embarazo, mientras que en invierno pueden disminuir e incluso desaparecer. Suelen estar localizadas en áreas expuestas al sol, principalmente cara, pecho, espalda y brazos. Tienen un origen genético.

Lunar es la palabra coloquial que se utiliza para designar los nevus. Pueden ser lesiones planas o bien sobreelevadas, y pueden tener un color variable -desde rosado a marrón oscuro o negro-. Son proliferaciones dinámicas que cambian a lo largo de la vida.

"La diferencia principal radica en qué las pecas no suponen ningún riesgo para la salud, mientras que los lunares sí que tienen riesgo de convertirse en un melanoma que es el cáncer de piel derivado de los melanocitos"

explica la Dra. Moreno

El concepto mancha es un término muy genérico para designar las alteraciones en la uniformidad del color de una determinada zona de la piel. Las que se pueden confundir con las pecas o lunares son las de color marrón, las más frecuentes son el lentigo simple y el melasma. De forma muy resumida, el lentigo solar suele ser una mancha ovalada o de forma irregular que aparece aislada en zonas de exposición solar crónica (dorso de manos, cara, brazos, etc.). El melasma es una mancha de origen hormonal que aparece en la cara de mujeres jóvenes. Suele localizarse en mejillas, frente y zona del bigote.

La diferencia principal radica en qué las pecas no suponen ningún riesgo para la salud, mientras que los lunares sí que tienen riesgo de convertirse en un melanoma que es el cáncer de piel derivado de los melanocitos.

En el caso de las manchas, algunas de ellas pueden corresponder a lesiones malignas (como el lentigo maligno o la queratosis actínica) por lo que la valoración dermatológica es esencial antes de plantearse cualquier tratamiento.

¿Qué tipos de lunares son los más habituales?

Existen dos tipos lunares: unos que ya están presentes en el momento del nacimiento -congénitos- y otros mucho más frecuentes que aparecen durante la infancia o a lo largo de la vida -adquiridos-.

Algunos lunares tienen una apariencia algo distinta del resto -nevus atípico- y son lesiones benignas, pero comparten alguna de las características clínicas de los melanomas -el cáncer de piel que deriva de los melanocitos-. Pueden tener bordes irregulares o mal definidos, varios colores o ser asimétricos.

¿Salen en algunas zonas del cuerpo con mayor frecuencia que en otras?

Los lunares pueden aparecer en cualquier punto de la superficie de la piel, aunque suelen ser más abundantes en las zonas expuestas al sol. Los nevus pueden presentarse en determinadas localizaciones especiales como el cuero cabelludo, las palmas y plantas de los pies, e incluso en las uñas.

¿Por qué hay lunares que se deben quitar y otros que no causan problemas?

La mayoría de lunares son totalmente benignos y no tienen ningún riesgo de convertirse en malignos. A pesar de esto, los cambios en un lunar -como su tamaño, forma, color, sangrado, picor, etcétera-, pueden sugerir que un melanoma se está desarrollando. En este caso es cuando debe plantearse su extirpación. También se puede plantear su eliminación por motivos cosméticos o porque se encuentran en zonas de difícil control -como la región genital, perianal o el cuero cabelludo, por ejemplo-.

¿Qué agresiones puede sufrir un lunar para que se convierta en un peligro?

Aunque no es cierto que por tocar los lunares estos se vuelvan "malos", lo que sí es importante es tener claro que si un lunar presenta algún cambio se debe consultar con el médico, ya que esa alteración podría ser un primer signo de melanoma maligno que debe ser tratado de manera inmediata.

Esto también sucedería en el caso de nevus que tienen cierto volumen y que reciben un roce continuo, que se irritan. No implica mayor riesgo para el lunar, pero, además de resultar incómodo, puede dificultar el diagnóstico.

El sol, el cloro, el agua del mar, el sudor, el maquillaje, algún tejido específico ¿afectan en su evolución?

La exposición a los rayos ultravioleta (UV) es el factor de riesgo principal para el desarrollo del melanoma. La luz solar es la fuente principal de la radiación ultravioleta, pero cabe recordar que las lámparas solares y las camas bronceadoras también son fuentes de radiación ultravioleta.

El resto de factores podrían afectar a algunas enfermedades de la piel, pero no a la evolución de los lunares.

"Es importante recordar que no hay que proteger solo los lunares. Hay que proteger toda la piel por igual, ya que la mayoría de los melanomas aparecen sobre piel sana donde previamente no había ningún lunar"

advierte la Dra. Moreno

¿Cómo podemos protegernos los lunares en verano?

Las recomendaciones básicas serian en primer lugar la fotoevitación, es decir, intentar estar a la sombra, especialmente a las horas en las que el sol es más intenso, y, en segundo lugar, la fotoprotección con barreras físicas como ropa adecuada, gorra o sombrero y gafas de sol y protección solar, idealmente SPF50+.

Es importante recordar que no hay que proteger solo los lunares. Hay que proteger toda la piel por igual, ya que la mayoría de los melanomas aparecen sobre piel sana donde previamente no había ningún lunar.

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