HIGIENE Y SALUD

¿Cada cuánto hay que cambiar la bayeta de la cocina?

Debemos tener mucho cuidado con las bayetas de cocina y cambiarlas con frecuencia. Te cuento todo lo que debes saber sobre la higiene en la cocina, para que te lo pienses dos veces antes de limpiar con un producto que lo único que hace es esparcir bacterias.

Bayeta de cocina

Bayeta de cocinaiStock

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¿Te has encontrado alguna vez con esa bayeta babosa que al tocarla está como resbaladiza? Además, suele pasar que por más que la lavas no se quita. Enhorabuena (o no) se ha creado un biofilm. No es más (ni menos) que una agrupación de microorganismos sobre una superficie a la que colonizan hasta 10.000.000.000 (diez mil millones) de bacterias por centímetro cúbico por semana y que vas a ir pasando por la encimera una y otra vez.

En nuestra casa tiene un fácil arreglo: ¡Tira esa bayeta, ya no hay nada que hacer! En la industria… es un poco más complicado.

¿Por qué se llenan de bacterias las bayetas de cocina?

A las bacterias no les gusta estar solas, su fuerte son las comunidades donde se pueden proteger, reproducir (consiguiendo adaptarse rápidamente al medio). Vamos, que les va la juerga, y para eso, tienen que vivir en comunidad.

Nuestras amigas las bacterias van por ahí con su flagelo (se les llama planctónicas) moviéndose tan campantes por donde quieren, pero, como todos, buscan estabilizarse. Llegar a una superficie interesante, donde ven un futuro… allí dejan su flagelo y se asientan (¿no son adorables, tan maduras ellas?). Y una vez sedentarias, solo queda reproducirse. No es que se parezcan a nosotros, es que la unión garantiza la supervivencia. La desunión siempre lleva al caos, a ver si nos lo aprendemos.

Aquí nuestras amigas empiezan a producir una sustancia (a base de exopolisacáridos, proteínas, etc ) que consigue que estén agrupadas, creando una zona donde encontrarse a salvo. Cuando se ha formado esta estructura ya no hay quien las mueva de ahí. En esa matriz de polisacáridos incluso se forman túneles para que el agua y el alimento puedan circular y aseguren la supervivencia (lo tienen todo pensado, sus zonas preferidas son las húmedas).

Pero no acaba todo ahí: no les que no les gusta estar solitas y les parece divertido que bacterias de otras especies se unan a la fiesta, incluso con cierta jerarquía, se ordenan según sus necesidades. Vamos, que se han montado una sociedad en un pis pas. Dicen por ahí que alguna vez alguien les vio votar.

Las bacterias en contacto con la superficie donde se haya formado el biofilm puede que tengan, por ejemplo, manía al oxígeno (anaerobias) ¿les suenan bichos malos como Listeria, Salmonella (bueno, estas son tan malas que les va igual aire que no) o el E.coli?. Entre ellas, la Moraxella osloensis es la responsable del mal olor. Así que llaman a sus colegas que lo toleran mejor para que se pongan encima y las protejan.

Así, podemos encontrar en un biofilm varias capas estratificadas de diferentes tipos de bacterias, convirtiendo la zona en un cuartel microbiológico donde se protegen unas a otras. Normalmente sacrificando a los estratos superiores.

¿Queréis ir a revisar sahora vuestra bayeta de cocina? Me lo imaginaba. Espero... ¿Ya? Seguimos.

Entre ellas se comunican (a ver si nosotros vamos a tener Internet y ellas que llevan miles de millones de años aquí, no lo iban a hacer). A su forma de comunicación la llamamos Quorum sensing.

Se trata de señales químicas que son capaces de emitir y el resto capaz de recibir. Esto es importante porque puede ser uno de los métodos para eliminarlos, si conseguimos que se separen lo suficiente como para que no se "oigan", cabarán por desaparecer. Fomentando la desunión, acabamos con la sociedad, es conveniente no olvidarlo.

Son capaces de avisarse de si a las bacterias de abajo les está llegando demasiado oxígeno y necesitan más estructura, o (aún no está claro cómo) decidir que es el momento de colonizar otra zona. Se activan mecanismos de corte y unas pocas independientes se van a otro sitio a crear su propia sociedad.

La mejor solución tanto en nuestra casa como en la industria es la prevención.

¿Cómo se lavan las bayetas?

Vamos a dejar claro: dejarlas en remojo con agua y lejía no será suficiente.

Dicho esto, lo único que mata del todo a las bacterias que esté en nuestra mano es el calor. Así que deberíamos lavarlas a alta temperatura, en la lavadora, por ejemplo, cada dos o tres días. Sirve también cocerlas en agua, hay quien lo mete (con agua) dentro del microondas, pero hay un riesgo real de quemaduras o, si tiene metal, de estropear el electrodoméstico. Después, si queremos, podemos ponerlo en lejía siempre con agua fría.

No solo es importante lavarlas, como les encanta la humedad, es imprescindible secarlas bien, sin arrugas ni pliegues porque son sus sitios favoritos. Con esto, podremos alargar la vida útil hasta los 10 o 15 días.

Tengamos en cuenta que el 90% de los estropajos y bayetas de cocina que estudió la OCU tienen problemas de microorganismos, que igual a ti no te pasa nada, pero siempre que tengamos grupos de riesgo cerca, debemos protegerles aún más.

Alternativas a las bayetas de cocina

Hay alternativas, pero no es muy sostenible: el papel de cocina desechable es más seguro, pero claro, también contamina más.

Lo más importante es ser consciente que los utensilios de cocina en general y algunos en particular son un tremendo foco de microorganismos potencialmente patógenos que están justo en el lugar donde menos nos interesa, así que, por encima de todo, está nuestra salud.

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