Respeta este delicioso plato italiano
¿No te sale bien la lasaña? Es porque cometes estos errores
Si alguna vez te has puesto a hacer lasaña en casa y todo ha sido un desastre, seguro que es porque estabas haciéndola mal
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Vamos, pongamos todos los ojos en blanco en plan Homer Simpson: "Lasañaaaaaaaaa...". Sí, este plato clásico italiano es el favorito de media humanidad, pero, amigos, quizá os haya pasado de vez en cuando (o siempre en el peor de los casos) que el resultado os ha quedado seco, con los ingredientes a medio hacer y con un sabor raro. Evita estos errores comunes y conseguirás una lasaña perfecta.
No hay que sobrecocer las placas de pasta. Fíjate bien si las placas vienen precocidas o no para tener en cuenta como preparar la lasaña. Si están precocidas no hará falta que las cuezas, valga la redundancia. Si no, corres el resto de que se hagan demasiado y se conviertan en una papa infame. Sí, infame. Al mismo tiempo, también hay que vigilar que las placas que no vienen precocidas queden crudas. Suele bastar con hervirlas durante unos cuatro minutos.
No dejes las placas escurriendo. Es fácil que se acaben pegando entre sí si las dejamos a su bola, escurriendo sin más. Lo mejor que puedes hacer es ir colocando cada placa en una bandeja para hornear previamente untada con aceite. Mientras preparas el resto de ingredientes para ir montando la lasaña, las mantendrás en perfecto estado de revista.
No te saltes la bechamel. Hay quien lo hace para intentar ahorrar calorías y es un error de bulto... La lasaña necesita sí o sí bechamel. La única solución aceptable sería la de hacer un ragú de carne con mucha leche o crema. El punto es que necesitas un poco más de leche, aparte del queso. Una salsa como la bechamel mantiene las cosas húmedas y contrarresta la acidez del tomate.
El primer nivel siempre debe ser de salsa y nunca de pasta. Nunca empieces con una placa de pasta. Colocar primero la salsa ayuda a mantener la humedad y garantiza que las placas de pasta no se vayan a pegar. No te obsesiones con la idea de que tiene que queda compacta y de que, por tanto, mejor cerrar por abajo con una placa de pasta. De esa manera, el resultado será mucho peor.
No uses cualquier queso. Hay mucha controversia sobre esto, pero lo cierto es que, teniendo la lasaña, no hace falta meter queso en lonchas baratillo. Queda mejor un queso duro rallado, como puede ser un parmesano que, además, aportará un toque salado. Si queremos meterle mozzarella o ricotta, mejor añadirlo un poco de huevo y batir el queso antes de echarlo para que no quede tan seco...
No racanees con las capas. Si tiene menos de tres capas, probablemente no sea una lasaña. No hay necesidad de volverse loco, pero sí resulta conveniente que una lasaña tenga una cierta altura y cumpla con lo que esperamos de ella. Eso sí, sin pasarnos de la raya...
Tapa la lasaña en el horno. Sabemos que esto os puede sorprender, pero así es. Colocar una tapa de aluminio durante parte de la cocción, evitará que nuestra lasaña se reseque. La clave es retirarla cuando lleve la mitad de tiempo de horno para que la parte superior se dore. También podemos ayudarnos del grill para darle ese último bronceado que la haga atractiva...
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