INTELIGENCIA ARTIFICIAL
¿Nos podemos fiar de ChatGPT como nutricionista?
La inteligencia artificial ha llegado para quedarse, pero ahora la pregunta que todos nos hacemos es si la podemos usar para todo, si es fiable y si todo lo que recomienda tiene una base científica. Repasamos qué hace ChatGPT cuando le preguntas sobre nutrición.

Publicidad
Cada vez más gente le pregunta a la inteligencia artificial qué comer, cómo adelgazar, si puede cenar yogur o si la avena engorda (spoiler: no). Pero... ¿de verdad podemos fiarnos de la IA para cuidar nuestra salud y nuestra alimentación? Vamos a ponerle ciencia, sentido común y un poco de mala leche constructiva, que nunca viene mal.
La promesa tecnológica: ¿ChatGPT es como tener un nutricionista en tu bolsillo?
ChatGPT y otras inteligencias artificiales han aprendido leyendo millones de textos sobre nutrición, salud, recetas, estudios científicos, webs de dudosa reputación y probablemente algún foro donde alguien decía que el limón con bicarbonato cura todo.
De toda esa sopa de datos sale una respuesta bonita, bien redactada y convincente. Y ahí está el peligro.
Porque sí, la IA puede darte una explicación técnica impecable sobre los carbohidratos complejos, pero también puede ofrecerte una dieta milagrosa que ha mezclado con un texto de 2012, una publicación de Facebook y un estudio de ratones que no tiene nada que ver contigo.

ChatGPT no es nutricionista, ni tiene una licenciatura, ni ha pasado por prácticas en un hospital, ni sabe si tienes anemia, alergias o la nevera vacía. Su trabajo es predecir la siguiente palabra que suena bien, no salvarte la vida.
¿De qué nos podemos fiar de la IA como nutricionista?
A ver, no todo es catástrofe. Usar una IA como apoyo puede ser útil. Por ejemplo:
- Si le pides que te dé ideas de menús equilibrados, puede ofrecerte combinaciones razonables.
- Si necesitas entender qué significa "hidratos de carbono de absorción lenta", te lo explica con claridad.
- Si te da pereza pensar recetas con legumbres, te suelta diez ideas que ni tu abuela con Thermomix.
Es decir, como herramienta educativa o de inspiración, ChatGPT es estupendo. Te puede ayudar a aprender, pero no a diagnosticarte. Y esa diferencia lo cambia todo.
Peligros de usar la IA como nutricionista
El problema no está en preguntar, sino en creer que la respuesta es personalizada. Si escribes "hazme una dieta de 1.500 kcal para perder peso", la IA puede generarla, sí. Pero lo hace sin saber:
- Si tomas medicación.
- Si tienes diabetes o intolerancias.
- Si practicas deporte o si tu actividad diaria es darle al teclado.
- Si estás en déficit calórico desde hace meses.
Esa dieta supuestamente perfecta que te propone puede no solo no ayudarte, sino hacerte daño. Y lo más preocupante: suena tan convincente, que te la crees.
Un estudio publicado en Nature Medicine (2024) analizó 400 respuestas de IA a consultas sobre nutrición y salud. El resultado: más del 70 % contenían información incompleta o poco precisa, y un 12 % directamente contradictoria con guías médicas. El texto era bonito, pero los datos no tanto.

No todo lo que suena a ciencia lo es
Otro punto clave: ChatGPT no distingue entre un metaanálisis de Harvard y un blog de "nutrición cuántica". Puede citar estudios (a veces reales, a veces inventados), mezclar conclusiones y contártelo con tono de documental de Netflix.
Y como somos humanos, cuando algo suena técnico y ordenado, nos lo creemos más, pero la IA no tiene sesgos emocionales, pero reproduce los sesgos de los textos con los que se entrenó. Y, sorpresa: internet está lleno de mitos nutricionales.
La función de los nutricionistas ante el auge de la inteligencia artificial
Aquí viene lo bueno: los nutricionistas reales no solo dan menús. Interpretan análisis, escuchan tu contexto, adaptan la dieta a tu vida. Saben que no comes avena porque el algoritmo dijo que era sana, sino porque te gusta con canela.
Y si un día fallas, no te dicen error de sistema, sino que no pasa nada, mañana seguimos. Esa parte humana (empatía, adaptación, experiencia) no se entrena con texto. La IA puede calcular proteínas, pero no puede leer tu cara de odio el brócoli.

Entonces, ¿qué hacemos con ChatGPT y la nutrición? No hay que tenerle miedo, pero tampoco entregarle el tenedor. Piensa en ChatGPT como un asistente de cocina listo, pero inocente: te da ideas, te recuerda qué es un hidrato y te propone un menú. Pero la decisión y la validación deben pasar por un profesional.
Mis recomendaciones como profesional son:
- Úsala para aprender.
- Contrasta siempre la información con fuentes fiables (AESAN, EFSA, OMS…).
- Si tienes una condición médica, consulta con un dietista-nutricionista.
- No sigas dietas de internet sin validación profesional, aunque te las redacte un robot con faltas de humildad perfectas.
Vamos, que ChatGPT es como ese amigo que ha leído mucho, pero nunca ha pisado una consulta. Sabe hablar de todo, pero no siempre acierta. Puede ayudarte a entender por qué la fibra es buena, o inspirarte con recetas saludables, pero no es tu nutricionista, ni tu médico, ni tu conciencia dietética.
Y si alguna vez te recomienda desintoxicarte con zumos, ya sabes qué hacer: agradece la sugerencia, apaga el chat… y vete a preparar unas lentejas.
Publicidad





