VÍNCULO HUMANO

Por qué no debes usar la Inteligencia Artificial para hacer terapia

Cuando se trata de la salud mental, confiar únicamente en una máquina puede tener consecuencias importantes. En este artículo analizamos por qué la IA no puede ni debe sustituir a un psicólogo, y qué riesgos conlleva utilizarla como herramienta principal de tratamiento psicológico.

Una mujer haciendo terapia online

Una mujer haciendo terapia onlineFreepik

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La inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente en nuestra vida cotidiana: desde buscadores hasta asistentes virtuales que nos ayudan con tareas simples. Sin embargo, esta tecnología puede complementar, pero nunca reemplazar la psicoterapia humana.

La terapia no es solo aportar información, es construir una relación

La IA puede ofrecer respuestas rápidas, consejos o incluso simulaciones de conversación. Pero la psicoterapia se basa en una relación humana y de confianza y seguridad, algo que ningún algoritmo puede replicar.

Por ejemplo: ante un duelo complicado, la IA puede proporcionar un listado de "técnicas para sobrellevar el dolor", pero no puede realizar terapia como tal, ya que no puede ofrecer empatía, compartir silencios o validar emociones. La terapia no es solo dar información (como sí sucede con la IA).

La IA proporciona respuestas descontextualizadas

La IA responde en función de patrones estadísticos y datos previos, pero no comprende realmente tu historia personal. Eso implica que puede dar consejos que no solo resulten inútiles, sino incluso contraproducentes.

Por ejemplo: si una persona con ansiedad social le pide a la IA cómo superar sus miedos, el sistema le sugerirá "exponerse poco a poco a situaciones sociales". En teoría es correcto, pero si la persona también sufre ataques de pánico graves, esa recomendación podría empeorar la situación en lugar de ayudar.

Con la IA no hay responsabilidad ni seguimiento

Un psicólogo trabaja con su paciente a lo largo del tiempo, ajustando la intervención a la evolución de la terapia. Además, tiene un marco ético y una responsabilidad profesional. La IA, en cambio, no puede responsabilizarse de lo que le ocurra al paciente ni hacer un seguimiento real del proceso.

Por ejemplo: si le cuentas a una IA que tienes pensamientos suicidas, puede darte un número de emergencia, pero no podrá valorar tu riesgo real ni acompañarte de forma inmediata. Esa distancia puede ser peligrosa en situaciones críticas. Ya conocemos casos reales de muertes de varios adolescentes tras interactuar con chatbots como ChatGPT.

Terapia psicológica
Terapia psicológica | Freepik

El riesgo de la falsa seguridad

Muchas personas pueden sentir que, al "hablar" con una IA, ya están recibiendo terapia, cuando en realidad solo están obteniendo un apoyo superficial y un canal de información. Esto puede retrasar la decisión de pedir ayuda profesional y agravar el problema.

Por ejemplo: si alguien con depresión consulta a la IA todos los días para resolver ciertas dudas, creará una rutina que le dará la sensación de estar haciendo algo por su salud mental (sensación de control), pero sin un abordaje terapéutico adecuado, los síntomas pueden cronificarse o agravarse.

La terapia es un proceso personalizado

Cada persona necesita un tratamiento adaptado a su contexto vital, su historia, sus emociones y sus recursos personales. La IA funciona con respuestas genéricas, que pueden servir como información, pero no como intervención personalizada.

Por ejemplo: si dos personas llegan a terapia por problemas de pareja y una lo hace desde un estilo de apego ansioso y otra desde un estilo evitativo, el psicólogo es capaz de detectar estas diferencias y adapta la intervención. La IA, en cambio, probablemente dará consejos generales de comunicación en pareja, sin distinguir entre ambos casos.

Persona con ansiedad
Persona con ansiedad | Freepik

El valor del vínculo humano no se puede programar

La psicoterapia no es solo "resolver un problema". Es un espacio seguro donde sentirse comprendido, acompañado y aceptado sin juicios. Este vínculo terapéutico es uno de los principales factores que explican la mejoría en los pacientes. Y esto es algo que ninguna tecnología puede sustituir.

Por ejemplo: una persona con baja autoestima puede avanzar no solo por las técnicas aplicadas en sesión, sino por experimentar una relación respetuosa y de apoyo con su terapeuta, que contrasta con vínculos tóxicos previos. Durante la terapia, uno de los objetivos es crear una relación de seguridad con el psicólogo (cosa imposible con la IA).

¿Se puede usar la IA en la salud mental?

Sí, puede tener un papel complementario, pero nunca sustitutivo. Por ejemplo:

  • Facilitar información psicoeducativa.
  • Ofrecer recursos de autoayuda básicos.
  • Proporcionar asistencia al psicólogo.

En conclusión, la IA puede ser una aliada en muchos aspectos de nuestra vida, pero la salud mental requiere calidez, ética y acompañamiento humano. Usarla como sustituto de la terapia no solo es insuficiente e irresponsable, sino que puede ser peligroso.

Si sientes que necesitas ayuda psicológica, recuerda: la mejor decisión es acudir a un profesional cualificado. La tecnología puede darte un empujón inicial, pero la verdadera transformación ocurre en el encuentro humano.

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