Hay incluso ‘gadgets’ creados para hacerlo
Fumar alcohol, ¿la última moda?
Fumar es malo. Beber es malo. ¿Y si lo mezclamos? En los últimos meses, una curiosa moda ha ido ganando más y más adeptos: se trata de consumir alcohol inhalándolo. Vaportini es un aparatejo que incluso se comercializa para ello, aunque hay gente que se lo hace en plan casero.
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Haced la prueba: buscad 'smoking alcohol' en YouTube y os toparéis con un montón de vídeos en los que veinteañeros en busca de nuevas emociones se 'emborracha' inhalando alcohol. Algunos lo hacen con ingenios caseros, fabricados con una bomba para inflar bicis y una botella de plástico de refresco.
Hay incluso un aparato creado 'ad hoc' y que se comercializa por Internet y que lleva por nombre Vaportini (www.vaportini.com). Glamuroso, ¿verdad? Pues eso parece, a juzgar por los eventos que la marca organiza y en los que se ve a un montón de jóvenes guapos disfrutando de esta nueva sensación de alcohol vaporizado. Si quieres darle un tiento al vaportini, estás de suerte: puede pedirse por Internet y solo cuesta 45 dólares, menos de 40 euros al cambio. Entre sus ventajas frente al combinado tradicional, sus creadores argumentan que no tiene calorías, con lo cuál estás consumiendo alcohol sin que una barriga cervecera crezca en tu cuerpo…
Sin embargo, de manera paralela al surgimiento de esta moda, también ha habido un aluvión de opiniones médicas que aseguran que lo de inhalar alcohol tiene sus riesgos. En primer lugar, los médicos advierten que con inventos como el Vaportino (o el Caserini que tú te hagas en casa), resulta mucho más complicado saber cuánto alcohol has tomado. Por así decirlo, puede parecer que has dado un par de caladas y lo cierto es que lo mismo llevas ya un cubata en el cuerpo. Lo cierto es que Vaportini recomienda el consumo responsable, pero es difícil ser responsable cuando no tienes ni pajolera idea de lo que has tomado.
Por otro lado, hay un problema aún mayor: cuando uno inhala alcohol, éste pasa directamente al cerebro desde los pulmones sin hacer escala en la sangre. Es decir, que se elimina una barrera básica del cuerpo. Eso hace que la sensación embriagadora sea mayor y el puntito se coja más rápido. El puntito y todo lo demás, claro.
En este sentido, los doctores advierten de que se produce un cambio con el consumo excesivo. Cuando nos pasamos con las copas, el cuerpo se defiende, por así decirlo, vomitando: es la manera de avisarnos de que hay que parar. Es una reacción física que no se produce con el alcohol inhalado, con el que cada uno tiene que poner el límite y, en este sentido, resulta mucho más complicado de manejar.
Pese a todas estas advertencias, lo cierto es que la inhalación de alcohol no cesa de ganar adeptos y esto nos hace preguntarnos si no llegará un momento en el que en los bares, en lugar de botellas, solo haya inhaladores individuales… las modas es lo que tienen.
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