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'Mindful eating'

Deja de engullir: come con los cinco sentidos

No comas viendo la tele, fíjate bien en lo que te vas a meter en la boca, mastica despacio... el 'mindful eating' te traerá beneficios como no comer más de la cuenta o disfrutar más de los alimentos.

Come con los cinco sentidos.

Come con los cinco sentidos.Cocinatis

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Hay veces en las que estamos haciendo algo que no nos apetece demasiado (estudiar, planchar, contestar mails de trabajo...) e, inconscientemente, nos ofrecemos una recompensa a cambio de terminar. "Mmm... cuándo acabe esto, creo que me voy a comer un poco de helado. No, no, mejor una galleta de chocolate. Espera, ¿y un trozo de tarta de zanahoria?". Rematamos la tarea y nos entregamos a nuestro placer culpable para darnos cuenta de que, en apenas un minuto, nos lo hemos terminado. Y todo esto sin contestar a la pregunta importante: ¿de verdad tenía hambre?

El movimiento 'mindful eating' lleva algún tiempo promulgando que otra manera de comer es posible y que, para disfrutar de los alimentos y no pasarnos de la raya, lo ideal es hacerlo con intención y atención. Nos referimos a comer, claro. De hecho, ejercitar el 'mindful eating' es más sencillo de lo que parece y para practicarlo tan solo hay que seguir una serie de pautas.

Primero, pregúntate a ti mismo: ¿tengo hambre de verdad? Ojo, que no es ninguna tontería: muchas veces comemos por razones que no guardan relación alguna con que tengamos un agujero con el estómago. En ocasiones, tiene que ver con motivaciones emocionales, aburrimiento o cualquier otra razón.

Antes de comer, piensa en el plato y sus ingredientes. ¿En serio? Sí, en serio. Tómate unos minutos para evaluar lo que vas a comer y piensa en cuestiones cómo de dónde vienen los ingredientes. Se trata de que no te abalances como una fiera sobre el plato sino que tomes conciencia real de lo que te vas a comer.

No comas al mismo tiempo que haces cualquier otra cosa. ¿Ves la tele mientras te aprietas un plato de espaguetis? ¡Mal! ¿Comes viendo vídeos de gatetes en la Tablet? ¡Peor! De esta manera, la comida pasa a un segundo plano, no la aprecias y tomas una mayor cantidad. Es mejor que, cuando comas, te dediques solo a eso y a disfrutar de lo que estás haciendo.

Come despacio. Un consejo básico que, sin embargo, desoímos a diario. Nada de lo anterior tiene sentido si, en lugar de masticar adecuadamente, engullimos cualquier comida como si fueran flanes de gelatina. Es uno de los principios básicos del mindful eating: nada de zampar como si te estuvieran apuntando con un revólver.

Habla con quién tengas en la mesa. El diálogo, esa costumbre abandonada. En la mesa, antes, se hablaba. Ahora, probablemente, es más habitual ver a cuatro personas, cada uno siguiendo atentamente conversaciones de whatsapp de otros colegas, subiendo alguna foto a Instagram o metiéndose en Facebook para ver qué se cuece.

Un truco: apoya los cubiertos y vuelve a cogerlos. Ah, bueno, lo primero sería que comieras con cubiertos. Si ya hemos avanzado en esto, pasemos al siguiente paso. Deja tenedor y cuchillo de nuevo sobre la mesa después de cada bocado. De esta forma, y casi sin proponértelo, estarás estableciendo una cadencia más tranquila.

El 'mindful eating' tiene beneficios incuestionables: permite que apreciemos mejor la comida, que reduzcamos el nivel de ingesta, que tomemos solo lo que necesitemos y que, en general, adoptemos mejores hábitos alimenticios.

 

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