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Cómo hacer un menú navideño sostenible: sin cargarte el planeta y sin renunciar al marisco, el pescado y la carne
Hacer un menú navideño sostenible no significa comer lechuga mustia ni renunciar al sabor. Aquí tienes unos consejos para que puedas comprar con cabeza y cocinar pensando en los comensales y en todo el planeta. No se trata de renunciar a nada, sino de saber dónde escoger.

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Un menú navideño sostenible no es un menú triste, vegano obligatorio, caro o sin sabor. Es simplemente un menú inteligente, que respeta la temporada, evita excesos, prioriza la calidad y reduce el desperdicio. Es cocinar pensando no solo en lo que comes hoy, sino en el planeta que quieres que siga existiendo mañana. Y, oye, si además la comida está rica (que lo estará) pues ya es un éxito redondo. Porque la sostenibilidad, ya lo sabemos, no va de renuncias. Va de elegir mejor.
La sostenibilidad empieza en la lista de la compra
La primera regla es sencilla: compra lo que vayas a usar. Ni más, ni menos. La Navidad es el momento ideal para que nuestro frigorífico se convierta en un vertedero emocional lleno de sobras que "quizá congele", "quizá aproveche para otra receta", "quizá alguien se coma"… No. Sostenible es no tirar comida. Así que antes de lanzarte al supermercado a lo loco ten en cuenta:
- Planifica el menú completo. Entrantes, plato principal, postre. Todo.
- Pregunta cuántos vais a ser de verdad (no cuentes al cuñado que dice que viene y luego no viene).
- Comprueba lo que ya tienes en casa. Porque sí, alguna conserva del año pasado tienes, fijo.

Ten en cuenta de dónde viene el marisco que compras
Vamos con el tema estrella: el marisco. Es tradición, pero tampoco hace falta sacrificar el ecosistema completo porque "en mi casa siempre se ha comido langostino". Puedes seguir disfrutándolo… con cabeza. Mis recomendaciones son:
- Opta por productos certificados (MSC, ASC) o procedentes de pesca local.
- Puedes comprar marisco congelado, no es malo. De hecho, muchas veces es más sostenible: se captura en temporada, se congela en origen y se conserva mejor. Descongela bien y será un éxito (nevera, 12 horas, y nada de agua caliente, por favor). Sabor, saludable y sostenible.
- Prueba alternativas como los mejillones, berberechos o navajas. Tienen menos impacto ambiental, son baratos y están deliciosos.
Y si tu cuñado protesta porque no hay gambón XXL importado… recuérdale que la sostenibilidad también es evitar dramas familiares.
Elige bien la carne y el pescado
Aquí viene la parte en la que la gente piensa que voy a decir "haz menú vegano". Y no. (Y sí, podrías, y sería aún más sostenible). Puedes hacer un menú de diez con proteína animal, pero elige con un mínimo de criterio. Opta por lo siguiente:
- Carnes de proximidad, preferiblemente de productores locales o con certificación de bienestar animal.
- Cortes menos modernos: un redondo bien hecho, un pavo local, un pollo de corral… A veces queremos solomillo para 12 y luego lloramos en enero.
- Pescados sostenibles: evita especies sobreexplotadas como el bacalao o el atún rojo (sí, lo sé, duele). Opta por alternativas maravillosas como: caballa, jurel, merluza local, corvina de acuicultura responsable.
Importante: sostenibilidad también es cocinar con técnica, porque quemar una pieza de carne cara es destruir recursos naturales y también tus ganas de vivir.

Verduras navideñas: la verdadera magia culinaria
No, las verduras no son el acompañamiento triste. En un menú sostenible, las verduras son protagonistas. Prueba ideas como:
- Crema de calabaza asada con toque de naranja y semillas.
- Coles de Bruselas con miel y mostaza (sí, están riquísimas, deja los traumas de infancia).
- Alcachofas confitadas con AOVE.
- Ensaladas templadas con granada y frutos secos.
Las verduras tienen menor impacto ambiental, llenan mucho y son más baratas. Además, añaden color y textura: tu mesa parecerá de revista de cocina escandinava, pero sin tener que hipotecarte. Otro día exploraremos el lujo de las legumbres, un día nos daremos cuenta.
Postres sostenibles: el dulce sin dramas ecológicos
Si en casa nadie toca el tronco de Navidad… deja de comprarlo. El postre también puede ser sostenible:
- Fruta de temporada (naranjas, mandarinas, peras) convertida en postre: al horno, caramelizada, con canela, con yogur…
- Bizcochos caseros con ingredientes locales.
- Turrones y mazapanes artesanos de productores cercanos.
Y recuerda: las cantidades importan. No hace falta comprar seis variedades de turrón para tres personas. El mundo no necesita más tabletas abiertas mordisqueadas en enero.

Presentación bonita con cero desperdicio
El envoltorio también cuenta. Y aquí viene el momento "creatividad sostenible":
- Usa cestas, cuencos o bandejas que luego puedan reutilizarse.
- Evita el plástico innecesario.
- Aprovecha decoración natural: ramas de romero, naranjas secas, canela en rama. Todo huele bien, queda precioso y no termina contaminando nada.
- Truco: si usas servilletas de tela, no solo quedas elegante: también te ahorras kilos de papel.
Mantén el chip sostenible al acabar Navidad
No basta con cocinar bien el día 24: gestionar las sobras es la otra mitad del trabajo.
- Haz recetas de aprovechamiento: croquetas, cremas, tacos, empanadas.
- Por favor, no olvides congelar lo antes posible.
- Y si has cocinado más de la cuenta, comparte. Los vecinos, los compañeros… todos agradecen una fiambrera navideña sorpresa.
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