MÉTODO INFALIBLE
Con el calor, el olor a sudor es más difícil de controlar: ¿qué hacer para evitarlo?
Con la llegada del calor, el mal olor corporal puede convertirse en un incómodo problema. Aunque muchas veces culpamos al sudor, lo cierto es que no es el verdadero responsable. Descubre por qué ocurre y cómo puedes evitarlo con unos sencillos hábitos.

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El mal olor corporal es una preocupación común para muchas personas. Especialmente, durante los meses de verano, cuando las altas temperaturas provocan que este problema sea aún más difícil de disimular. Aunque el sudor es una función natural y esencial de nuestro cuerpo que nos ayuda a regular la temperatura, no es el responsable directo del mal olor.
El sudor en sí es inodoro. Por eso se dice que el verdadero causante del mal olor no es el sudor, sino las bacterias presentes en nuestra piel. Y es que, cuando estas se descomponen, se genera ese olor tan característicos que tanto tratamos de evitar. Afortunadamente, existen formas de controlar este problema. ¿Quieres saber cuáles? Los dermatólogos tienen la solución.

Según los expertos en dermatología el sudor es un proceso completamente normal, que, sin embargo, puede intensificarse por distintos factores: la actividad de las glándulas sudoríparas en momentos de actividad física, estrés o calor, la higiene personal, la ropa sintética y factores genéticos. Incluso la alimentación. Por ejemplo, alimentos como el ajo, la cebolla o ciertos medicamentos pueden modificar el olor natural del cuerpo.

Por suerte, hay formas sencillas de prevenir el mal olor corporal. Lo primero es mantener una buena higiene personal. Lavarse regularmente con agua y jabón es crucial para eliminar tanto el sudor como las bacterias. Además, en momentos de mayor sudoración, como durante la pubertad o el embarazado, es importante extremar la higiene. Junto a esto, conviene seguir una serie de recomendaciones que te explicamos a continuación. Por un lado, utilizar ropa transpirable y productos específicos como desodorantes y antitranspirantes. Por otro lado, no olvides cambiarte de ropa regularmente y asegurarte de que tu dieta y nivel de hidratación sean adecuados.

Si a pesar de seguir todas estas recomendaciones, el olor corporal persiste, cambia o se vuelve más fuerte, es muy importante consultar a un especialista. En algunos casos, puede ser un síntoma de una afección subyacente que requiere atención médica.
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