CON MUCHO CUIDADO
Carla Barber enseña cómo retira un relleno estético que le infiltraron a una paciente en la cara hace 30 años
Biopolímeros: un caso que evidencia los efectos a largo plazo de materiales obsoletos. Una evaluación médica experta es clave para una extracción segura y un tratamiento estético que priorice la salud por encima del resultado visual.

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Hace ya unos años que los retoques estéticos están muy presentes en nuestra sociedad, y cada vez son más las influencers que muestran a través de sus redes sociales las operaciones estéticas que se realizan.
Pero, aunque nos sorprenda, estos retoques se llevan haciendo muchos años: con técnicas no muy avanzadas y con productos que, hoy en día, nos parecen demasiado agresivos. Y es que, hace 20 años, no había la información ni ingredientes de los que disponemos actualmente.
Este es el caso que ha compartido la médica estética Carla Barber en su perfil de Instagram. Una paciente que presenta una infiltración realizada 30 años atrás, un método y producto que hoy en día no se concibe.

Todo sobre el caso que enseña Carla Barber
La doctora Barber nos muestra, con un vídeo, a su paciente, a la cual le infiltraron biopolímero hace 30 años. Un ingrediente que, por aquel entonces, estaba permitido, pero que le estaba generando inflamación y alteración en la simetría facial.
Así pues, la experta en medicina estética le tuvo que retirar el máximo posible de producto en consulta. Una vez eliminado el biopolímero, Barber le realizó algunos tratamientos para mejorar la armonía facial de la paciente. "El objetivo es recuperar volumen de forma natural y devolverle frescura al rostro", explica.
Además, la doctora afirma que "la clave está en respetar la anatomía, trabajar en capas y siempre priorizar la salud antes que la estética". Asimismo, en otro vídeo, Barber nos comparte unas cuantas preguntas que nos debemos hacer antes de hacernos cualquier retoque, para asegurarnos que va a salir bien.
¿Qué es el biopolímero?
Los biopolímeros son el relleno que más se ha utilizado a lo largo de la historia de la medicina estética a causa de su bajo coste. Aunque, en la actualidad, no está permitido su uso en humanos puesto a la agresividad de sus componentes.
Y es que los principales ingredientes son la silicona líquida, los poliuretanos (material con el que se hacen las esponjas) y el polimetilmetacrilato (un tipo de plástico transparente). Estos componentes pueden provocar inflamación, dolor, infección y fiebre, entre otros síntomas.

La decisión sobre la extracción de biopolímeros depende del grado de afectación de los tejidos, el daño local, el desplazamiento y las infecciones presentes. No obstante, rara vez se logra una extracción completa, ya que estos materiales tienden a migrar a otros tejidos.
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Debido a la complejidad que implica la remoción, cada caso debe ser valorado de forma individual para establecer el tratamiento más adecuado. En situaciones más graves o con múltiples áreas comprometidas, puede ser necesario remitir al paciente a otro especialista.
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