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Coronavirus Galicia

Los trabajadores denuncian maltrato a los ancianos en una residencia de Pontevedra donde mantienen a los residentes encerrados

La Xunta de Galicia intervino las residencias tras las denuncias de los trabajadores en Pontevedra (Galicia) y tras confirmarse 95 casos de coronavirus.

En resumen

Ancianos encerrados en sus habitaciones, con úlceras por no cambiarles de postura, viviendo en condiciones lamentables. La Xunta de Galicia intervino la residencia de mayores de Salvaterra do Miño, en Pontevedra, y los trabajadores han denunciado lo que ocurría dentro.

A esto se suma la falta de personal y de material, unas instalaciones que "no reúnen las mínimas condiciones" de salubridad y ancianos que padecen úlceras. Estas son algunas de las "negligencias" y las consecuencias del "total abandono" , según han denunciado los trabajadores ante la Inspección de la Consejería de Política Social.

La residencia de ancianos se encuentra intervenida desde el 29 de octubre por la Xunta, donde los últimos datos confirman 95 casos de coronavirus dentro, 68 usuarios y 27 empleados, y varios fallecidos.

La organización de trabajadores presentaron un escrito con varias imágenes que reflejan las negligencias y el deterioro de la residencia. En dicha denuncia señalan que el centro "no reúnen las mínimas condiciones de mantenimiento ni salubridad, no ya para atender a personas mayores, sino para cualquier tipo de alojamiento". También denuncian que las camas que hay en el centro "no son clínicas", por lo que no pueden elevarse, algo necesario para las personas que tengan problemas respiratorios.

Trega señala que su coordinadora "presiona a todo el personal para que movilicen a todos los usuarios manualmente". "Esta práctica puede provocar daños físicos, alto riesgo de caídas y sobrecargas a las trabajadoras". Condiciones desfavorables también en las habitaciones que cuentan con falta de material y de mantenimiento. De hecho, ni siquiera tienen palos de gotero para colgar la medicación intravenosa, que tiene que colgarse "de las lámparas".

Además, los ancianos permanecen encerrados con llave en las habitaciones, así lo asegura la asociación de trabajadores Trega que señala que "una residencia no es una cárcel. Aunque se debe cumplir un aislamiento (por la COVID-19), los usuarios deben tener la posibilidad de pedir ayuda si la precisan", asevera la asociación de trabajadores.