Sobre su techumbre aparecen desde un jabalí muerto hasta una motocicleta

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EXPECTACIÓN ANTE LO QUE APARECE EN SU TECHO

El misterio de la 'cabina del jabalí' de Aretxabaleta traspasa fronteras

Lo último que se han encontrado los vecinos de esta localidad guipuzcoana en el tejado de esta cabina telefónica ha sido una motocicleta. Y antes, un tendedero con ropa interior y un centro de frutas. Lo primero fue un jabalí, que es lo que bautizó lo que se cree que es una "iniciativa popular".

Una cabina telefónica de Aretxabaleta (Gipuzkoa) se ha convertido en toda una celebridad después de que desde hace dos meses aparezcan misteriosamente sobre su techumbre desde un jabalí muerto hasta una motocicleta o una ristra con prendas de ropa interior. De momento, nada se sabe oficialmente sobre los responsables de estas apariciones, que comenzaron a mediados del mes de noviembre y que, desde entonces, se repiten arbitrariamente hasta convertirse en todo un reclamo que ha superado ya fronteras y ha despertado el interés de los medios de comunicación.

El primer suceso ocurrió el 18 de noviembre, cuando los vecinos de este municipio de 6.500 habitantes amanecieron un domingo con un jabalí muerto de unos 25 kilos colocado encima de esta cabina, ubicada en el centro del pueblo, junto al edificio consistorial. El animal, que al parecer había sido atropellado, fue colocado cuidadosamente sobre la caseta telefónica y retirado horas después por un guarda forestal de la Diputación de Gipuzkoa, encargado de deshacerse del animal, del que circulan numerosas fotos en Internet colgadas por los vecinos de la zona.

Desde entonces, "la cabina del jabalí", como jocosamente la denominan en el pueblo, ha experimentado otras tres "apariciones", ya que un día sirvió de soporte para sujetar un tendedero repleto de ropa interior, mientras que en otra ocasión amaneció con un centro de frutas sobre su cubierta, en la que el pasado fin de semana los artífices de la iniciativa izaron una motocicleta.

La Policía vasca retiró con una grúa la pesada moto, que no tenía matrícula, ni número de bastidor, ni ningún otro elemento que permitiera la identificación de su propietario, según el departamento de Seguridad del Gobierno Vasco.

La alcaldesa de Aretxabaleta, Ana Bolinaga, ha explicado que se toma lo sucedido con humor y reconoce que "no tienen ni idea" sobre su autoría, aunque cree que se trata de una "iniciativa popular", "más bien espontánea" en la que toman parte "diferentes cuadrillas". Bolinaga bromea con estas "manifestaciones de arte", aunque se muestra crítica con la exposición del animal muerto y pide que lo que se coloque sea "respetuoso" y no entrañe peligro para los viandantes.

Por lo demás, cree que se trata de una acción "simpática", que no provoca daños en la cabina y que refleja que en Aretxabaleta hay personas que desbordan imaginación. Desde el Ayuntamiento no piensan adoptar ninguna medida ante estos sucesos que han despertado todo tipo de comentarios jocosos en Internet y han vuelto a situar en un lugar protagonista, al menos en Aretxabaleta, este tipo de casetas telefónicas, cada vez más en desuso.

La cabina de Aretxabaleta no conseguirá nunca la fama que alcanzó la que atrapó a José Luis López Vázquez en la película de Antonio Mercero, aunque sí ha logrado al menos unos instantes de relativa gloria. De hecho, no faltan las teorías que vinculan los hechos con una "performance" artística, aunque ganan por mayoría aquellos que la relacionan con una iniciativa que nació de la espontaneidad y que ha crecido semana tras semana.

Lo cierto es que en el pueblo reconocen que desde el pasado 18 de noviembre todos los domingos por la mañana, cuando se producen los sucesos, miran con expectación si hay algo sobre el tejado de esta cabina.

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