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Coronavirus

Así viven los nuevos vecinos de Gósol, el pueblo catalán que llama la atención de 'The New York Times'

'The New York Times' eligió a Gósol, un pueblo del Pirineo catalán como un ejemplo de repoblación a causa de la pandemia de coronavirus. Así viven sus nuevos habitantes.

Hay quien ve en el mundo rural un lugar ideal no solo para pasar unos días, sino para vivir. Así viven los nuevos habitantes de Gósol, las personas que han revitalizado este pequeño, y encantador, pueblo del Pirineo y que 'The New York Times' incluyó como ejemplo.

Con la pandemia, muchos han dejado atrás la vida en la ciudad para ir a vivir a zonas más rurales. Eso ha hecho que muchos pueblos de montaña tengan cada vez más vecinos. Gabriela tenía un bar de Barcelona, pero tras la crisis del coronavirus ha tenido que cerrarlo, además le subían el alquiler del piso así que decidió cambiar radicalmente su vida.

Ahora, regenta una tienda de comestibles en Gósol, una pequeña pedanía del pirineo catalán. Admite que su familia no entendía muy bien su decisión de mudarse a un pequeño pueblo de la montaña, pero ahora vive allí con sus dos hijos. El inconveniente es que el hospital más cercano está a 40 minutos. Aún así, dice que no lo cambia por nada. "Estamos encantadísimos porque los niños salen del cole y vienen solitos a la tienda", dice.

Gósol ha pasado de tener 100 habitantes antes del covid a tener 130. María es otra de las nuevas vecinas, es diseñadora web y se mudó por la calidad de vida: "Pensamos que si volvían a confinar aquí estaríamos mejor". Destaca algunos placeres de la vida rural como ir a merendar al bosque o convivir con los animales.

La parte negativa, dice, es la conexión a internet. "Yo me conecto a Internet rural, que es Internet por satélite y cuando hay mal tiempo o está muy nublado la señal no llega bien", explica.

Este pueblo que veía como sus habitantes se marchaban ahora ha cobrado vida. La escuela, por ejemplo, ha pasado de tener 8 alumnos el curso pasado a 16 en este. Los vecinos muestran su alegría por ver cómo llegan nuevas familias y niños porque nadie pensó que una pandemia supondría una oportunidad para que pequeños pueblos se revitalizaran con aquellos que buscan cambiar su vida. Un soplo de aire fresco en todos los sentidos.