Talentos precoces: ¿hasta dónde se debe llegar?

La primera vez que se subió a una pasarela tenía tres años, ahora con nueve, su carrera ya está a la altura de las grandes top models. De melena rubia y grandes ojos azules, la rusa Kristina Pimenova se ha convertido en la favorita de los diseñadores, siendo imagen de Armani junior, Benetton o Cavalli.

Es hija de un futbolista y una ex modelo, que ahora ejerce de representante y gestiona la imagen de su hija en las redes sociales. Pero su manera de hacerlo ha sido objeto de numerosas críticas por parte de la opinión pública. Son muchas las voces que afirman que no es bueno exponerla a comentarios en la red o subir fotos con poses o estilismos de persona adulta. Una polémica que crece al mismo ritmo que sus seguidores en la red.

Cuenta con más de dos millones de seguidores en Facebook. Una foto suya recibe "mil me gusta" al minuto y cientos de comentarios. El éxito es rotundo también en Instagram y sobre todo en Twitter donde encontramos hasta un centenar de perfiles falsos.

Éxito y preocupación a partes iguales entre los talentos precoces, instigados por sus propios padres. El caso más llamativo es el de Ellen Wood, en Estados Unidos. Con sólo seis años ya había ganado 300 concursos de belleza y su madre preparaba un libro de memorias.

En 2010 la polémica salpicó a la revista Vogue por una sesión en la que utilizaba a estas pequeñas modelos en su número de Navidad. Lujo, maquillaje y poses sensuales que recibieron infinidad de críticas. Los expertos advierten de que no es ningún juego: disfrazar a los menores de esta manera "debilita su equilibrio mental" y puede desembocar en patologías futuras.