El papa Francisco afirmó que la mafia calabresa, la Ndranghetta, que asesinó el pasado enero a un niño de 3 años en el pueblo italiano de Cassano allo Jonio, es la adoración del mal y de la destrucción, y negó que los mafiosos estén en comunión con Dios.
"La Ndranghetta es la adoración del mal, de la destrucción del bien común. Los mafiosos no están en comunión con Dios", afirmó el pontífice durante la misa celebrada en la localidad de Síbari, en la provincia calabresa de Cosenza (sur de Italia). Desde primeras horas de la mañana, miles de católicos soportaron el calor y el sol para ver en persona al obispo de Roma en esta localidad italiana, donde el pasado marzo murió asesinado por la mafia el sacerdote Lazzaro Longobardi tras negarse a aceptar una extorsión.
El Papa fue recibido con gritos de "Francisco" y bajo los colores amarillo y blanco de la bandera vaticana. Entre los asistentes, acudieron numerosos jóvenes calabreses, que viven habitualmente en una zona castigada por la violencia, y a ellos les dedicó un mensaje de aliento. "Vosotros los jóvenes, no os dejéis robar nunca la esperanza. Adorando a Jesús en vuestros corazones y permaneciendo junto a Él sabréis oponeros al mal, a la injusticia y a la violencia", les insistió. Durante su homilía, el Papa también dirigió a los congregados un mensaje de unidad basado, como ya hiciera en otras ocasiones, en la importancia de la familia.
"El Cuerpo del Señor hace de nosotros una sola cosa, una sola familia, somos el pueblo de Dios reunido solo en torno a Jesús", señaló el pontífice argentino al tiempo que aseguró que "los cristianos no deben adorar a ninguna otra persona que no sea Cristo". El obispo de Roma también subrayó la importancia de "renunciar al mal en cualquiera de sus formas" y a no dejarse cegar por "el dinero, la vanidad o el orgullo del poder".
Con esta misa concluyó una jornada en la que el Papa viajó al municipio italiano de Cassano allo Jonio (Calabria), donde la Ndranghetta asesinó el pasado 20 de enero a Nicola Campolongo, de 3 años. Su cuerpo se encontró carbonizado, junto con los cadáveres de su abuelo y la nueva compañera sentimental de éste, dentro de un coche en medio de un campo en las afueras del pueblo.
Francisco condenó entonces el crimen y pidió a los responsables del delito que se arrepintieran. Hoy, cinco meses después, el Papa se acercó a este municipio italiano de 17.000 habitantes para criticar, de nuevo, las acciones de las organizaciones criminales italianas.