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LABORISTAS Y CONSERVADORES ESTÁN MUY IGUALADOS
Australia celebra sus elecciones más reñidas
Los australianos decidirán el color de su próximo gobierno en una de las más reñidas pugnas electorales del último medio siglo.
La líder laborista, Julia Gillard, y su rival, el conservador Tony Abbott, fueron de los primeros en depositar su papeleta en las urnas. Cuando quedaban por delante unas tres horas para que los primeros centros electorales cerraran, habían depositado ya su papeleta cerca de la mitad de los 14 millones de australianos con derecho a voto.
Las encuestas sobre intención de voto dan una ligera ventaja a los laboristas de Gillard, la primera mujer que gobierna Australia, aunque la clave de la victoria la tienen las 18 circunscripciones electorales en las que ninguna de las fuerzas políticas cuentan con un substancial apoyo del electorado.
La pugna, según los últimos sondeos de opinión, es especialmente reñida en los estados de Queensland y Nueva Gales del Sur, donde se detecta un cambio en la intención de voto que favorece a la alianza conservadora, lo que puede inclinar la balanza para que Abbott se convierta en el próximo primer ministro del país.
Unas elecciones ensombrecidas
La jornada electoral, que transcurre con normalidad, la empañó el anuncio del Ministerio de Defensa sobre la muerte de otros dos soldados australianos en un atentado en Afganistán.
A pesar de que 20 soldados australianos han muerto en Afganistán desde 2001, siete de ellos en enfrentamientos con talibanes o en atentados con bomba, el despliegue militar en ese país y la política exterior en general no han sido asuntos destacados durante la campaña electoral.
El Ejecutivo australiano ha aportado 663 millones de dólares al proceso de rehabilitación en Afganistán, y tiene a unos 1.000 soldados desplegados en el país bajo mando de la OTAN pese a que Australia no es miembro de la Alianza Atlántica.
La inmigración, en el punto de mira
En las elecciones serán elegidos los 150 escaños del Parlamento de entre unos 1.200 candidatos que concurren, así como 40 de los 76 asientos del Senado.
Aunque los laboristas se han esforzado por centrar la atención del electorado en la solidez de la economía, cuyo Producto Interior Bruto (PIB) crece a un ritmo de un 2,7% según datos del Banco de Australia, en la campaña electoral se han colado asuntos como la inmigración o el aumento de la población, estimada en 22 millones de personas.
La población australiana creció un 2% el año pasado, y tanto los laboristas como conservadores, se han comprometido a adoptar medidas para recortar la cifra de inmigrantes acogidos y a reforzar las fronteras marítimas con el fin de impedir la llegada a aguas de Australia de embarcaciones con personas que buscan asilo.
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