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Coronavirus

Un músico cambia la batería por el reparto de productos farmacéuticos ante la crisis de las orquestas por el coronavirus

La crisis derivada de la pandemia de coronavirus ha provocado que miles de personas hayan tenido que buscar una salida laboral fuera de su sector. Este es el caso de Óscar Veiga.

Óscar Veiga es un buen ejemplo del reciclaje profesional al que está obligando la pandemia de coronavirus en aquellos sectores que sufren un mayor hundimiento debido a las restricciones que se han impuesto para frenar el contagio de la Covid-19, como es el caso de las verbenas o fiestas populares.

Con 24 años de experiencia como batería, formando parte de algunas de las orquestas históricas de Galicia, como Los Players o Trébol, ha tenido que colgar las baquetas y se ha embarcado en el reparto de productos farmacéuticos.

El bombo, el tambor, los platillos y las baquetas que conforman su batería ya están empaquetados desde hace semanas, poniendo fin al gran sueño de vivir de la música, del que ha disfrutado hasta ahora, desde que empezó siendo apenas un niño. "Ya me he hecho a la idea de que las orquestas no volverán a darme de comer", lamenta mientras enseña el viejo local de ensayo de su Narón (A Coruña) natal.

"Me estoy adaptando a mi nuevo trabajo, no es fácil porque la música me salía de dentro, de manera natural, y todo esto es nuevo para mí", afirma, y agradece que sus nuevos compañeros, sin excepción, le estén haciendo la vida más fácil en estos momentos iniciales.

Repasa aquellos veranos interminables, recorriendo miles de kilómetros de la geografía gallega de verbena en verbena, sin que el cansancio hiciese mella en él, porque era lo que más le gustaba. Ahora sigue haciendo quilómetros, pero por las carreteras de la provincia de A Coruña llevando medicamentos a las farmacias.

"No me ha quedado otro remedio, tengo bocas que alimentar", reconoce, vaticinando que la crisis de las orquestas, que ha paralizado su actividad casi al 100%, amenaza con extenderse otro año más. "Viviré de esto todo lo que pueda y si esto se acaba, buscaré otra cosa, no me rindo", sentencia este luchador que se considera un afortunado, porque otros muchos del sector no han podido encontrar un refugio laboral.