Abuso inmobiliario

Cucarachas en la cocina y baños que no tragan, la sorpresa de una pareja al entrar en su piso recién alquilado

Es el infierno que sufrieron Delia, Félix y su bebé de 6 meses nada más entrar a vivir. ¿La respuesta del casero? Que se marchasen. Para saltarse el tope del 2% al alquiler, muchos propietarios presionan a sus inquilinos para echarles del inmueble y así poder venderlo o alquilarlo a otros subiéndoles la renta.

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A raíz deltope del 2% fijado al alquiler por el Gobierno, muchos propietarios han buscado la manera de esquivarlo para poder subir las rentas. Algunos presionan a sus inquilinos para que se marchen y así tener varias opciones: vender la vivienda o alquilarla a mayor renta a nuevos inquilinos. Los casos de abuso inmobiliario están aumentando.

Delia, Félix y su bebé de 6 meses fueron víctimas de este abuso inmobiliario por parte de su casero. A priori, el piso parecía estar en muy buenas condiciones pero cuando entraron a vivir, comenzó su infierno. Ya desde la mudanza empezaron a ver que los baños no tragaban. Y nada más entrar, cucarachas en la cocina. La respuesta que recibieron por parte del casero fue que “quién no había vivido con cucarachas alguna vez” y que para desatascar el baño todas las noches, lo mejor era que comprasen una fregona.

“Cómo me voy con un niño de 10 años en mitad del curso escolar con lo difícil que está ahora mismo el mercado inmobiliario”

Daniel, víctima de abuso inmobiliario.

También tuvieron problemas para poder cerrar desde dentro la puerta de casa. El casero, para evitarse arreglar el desperfecto, les respondió que era una urbanización muy segura, que no hacía falta que la cerrasen y que no se preocuparan. No les quedó más remedio que acudir a la inmobiliaria. Después de haber arreglado ellos mismos por su cuenta algunos de los desperfectos, el casero les dijo que se fueran “porque eran unos inquilinos molestos y muy exigentes”.

Daniel también sufrió abuso inmobiliario. En su caso, empezó a solicitar cambios en la vivienda y no obtuvo respuesta por parte de su casero. A la semana, la primera noticia que tuvo, a través de un burofax, fue que el propietario le exigía que se marchara en cuestión de 2 meses. ¿El motivo? Necesitaba el piso para una hija. “Cómo me voy con un niño de 10 años en mitad del curso escolar con lo difícil que está ahora mismo el mercado inmobiliario”, protesta. A Daniel todavía le quedaba 1 año para cumplir con el periodo de los 5 años viviendo allí.

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