El Ártico podría volver a congelarse gracias a diez millones de bombas eólicas

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Cambio climático

El Ártico puede quedarse sin hielo en septiembre de 2044

El deshielo reduce el albedo (esto es, el efecto de la radiación solar que la superficie ártica refleja en la atmósfera), lo que lleva a una mayor absorción solar de la superficie, amplifica el calentamiento y aumenta la fusión.

En resumen
  • El hielo marino es fundamental para el ecosistema de esa parte del globo y para la industria pesquero.

El cambio climático de origen humano podría contribuir a que el océano Ártico se quede libre de hielo en septiembre dentro de al menos 25 años porque un equipo científico augura que tal circunstancia ocurrirá en algún momento entre 2044 y 2067.

Así lo aseguran Chad Thackeray y Alex Hall, del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos), en un estudio publicado en la revista 'Nature Climate Change'.

El hielo marino del Ártico ha disminuido sustancialmente en las últimas décadas y se prevé que continúe esa tendencia. El deshielo reduce el albedo (esto es, el efecto de la radiación solar que la superficie ártica refleja en la atmósfera), lo que lleva a una mayor absorción solar de la superficie, amplifica el calentamiento y aumenta la fusión.

Mientras los humanos han estado en la Tierra, el planeta ha tenido una gran capa de hielo marino en el Círculo Polar Ártico que se expande cada invierno y se contrae cada verano. Que el hielo marino en el Ártico está en declive no es nuevo, puesto que las observaciones satelitales muestran que desde 1979, año en que empezó la toma de datos, la extensión helada de esta zona del planeta se ha reducido en un 13% por década si se tiene en cuenta el mes de septiembre, que es el que normalmente tiene menos hielo antes de que el agua vuelva a congelarse nuevamente.

Los científicos han intentado predecir el futuro del hielo marino del Ártico durante varias décadas al confiar en una serie de modelos climáticos globales que simulan cómo reaccionará el sistema climático a todo el dióxido de carbono que se libera a la atmósfera. Pero las predicciones de los modelos varían porque algunos sugieren que la zona ártica estará libre de hielo en septiembre desde 2026 y otros retrasan este fenómeno a 2132. El nuevo estudio reduce esa proyección a dentro de 25 años, concretamente en 2044.

Thackeray señala que un motivo por el que las predicciones sobre la pérdida de hielo marino divergen tanto es que difieren en la forma en que consideran la retroalimentación entre el albedo y el hielo marino, que ocurre cuando una zona helada se derrite por completo, de manera que aparece una superficie de agua marina más oscura que absorbe una mayor cantidad de luz solar que el hielo.

El albedo, clave en la Tierra

Ese albedo o cambio en la reflectividad de la luz solar causa un mayor calentamiento local, lo que a su vez conduce a una mayor fusión del hielo. Ello exacerba el calentamiento global y es una de las razones por las cuales el Ártico se está calentando el doble de rápido que el resto del mundo.

Thackeray y Hall decidieron averiguar qué modelos eran más realistas al mostrar los efectos de la retroalimentación entre albedo y hielo marino, lo que llevaría a proyecciones más ajustadas sobre el deshielo del Ártico.

Esa retroalimentación no sólo ocurre en largos periodos de tiempo debido al cambio climático, sino en verano cuando el hielo marino se derrite cada temporada. Las observaciones satelitales de las últimas décadas han rastreado esa fusión estacional y la retroalimentación resultante del albedo.

Thackeray y Hall evaluaron 23 modelos del deshielo estacional entre 1980 y 2015, y los compararon con las observaciones satelitales. Conservaron los seis modelos que mejor capturaron los resultados históricos reales y descartaron los que habían demostrado estar fuera de la base, lo que les permitió reducir el rango de predicciones para los septiembres libres de hielo en el Ártico.

"El hielo marino del Ártico es un componente clave del sistema terrestre debido a su naturaleza altamente reflectante, que mantiene el clima global relativamente frío", apunta Thackeray. También hay otras implicaciones ambientales y económicas con el deshielo ártico.

El hielo marino es fundamental para el ecosistema de esa parte del globo y para la industria pesquera y los pueblos indígenas que dependen de él. A medida que se pierde el hielo del Ártico, se utilizan más aguas para la navegación comercial y la exploración de petróleo y gas, lo que presenta una oportunidad económica para algunas naciones, pero también contribuye a aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático.

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