Mide 3 metros y medio, está hecho de nata, turrón, cabello de ángel, crema y merengue. Y ellos son sus creadores, alumnos de una pequeña escuela de pasteleros de Ingenio, en Gran Canaria. Francisco es su maestro. Él les ha enseñado que lo más importante es tener paciencia, hacerlo con mimo y dejar que crezca con calma. En el relleno encontraron más de un haba y más de un rey.