El círculo se va cerrando sobre Hang Ok Lee, el coreano acusado de asesinar a la hija de 11 años de un amigo. Los peritos confirman ante el tribunal del jurado el hallazgo de saliva y células pertenecientes al acusado en el exterior y el interior de los genitales de la pequeña, algo compatible con la agresión sexual de la que se acusa a Lee. Además, los forenses que hicieron la autopsia a la niña encontraron severas lesiones en su ano. Se trata de una lesión producida como reacción del cuerpo ante la introducción de un cuerpo extraño y que reafirmaría la tesis de que el procesado agredió sexualmente a la niña antes de matarla.
Los padres de In Sil Oh, no han podido contener las lágrimas durante el juicio. Y es que, según se desprende del testimonio de los forenses, la muerte de su hija, estuvo precedida de un gran sufrimiento.