Aprenden un oficio. Este grupo de personas con discapacidad sensorial, física o psíquica se preparan para trabajar de cara al público, por ejemplo, de cajeros.
El 35% de los alumnos que recibe estas clases de la fundación ONCE, subvencionados por la Unión Europea, encuentra un trabajo. En este curso, salen especializados para atender en gasolineras.
Y después de 75 horas de clases prácticas, estarán preparados para atender a un público, cada vez más exigente.